martes, 2 de septiembre de 2014

Memorias de Los Pinos XX: Fox Gobernador

La campaña de Fox para gobernador fue bastante interesante y tuvo muchas adhesiones, a diferencia de la campaña federal y la de alcaldes, que se celebraron en medio del éxito salinista, la campaña de Fox se desarrolló en plena crisis del “error de diciembre” y después de que se había incrementado el IVA de 10% a 15%, lo que le había costado al PRI, a principios del 95 la gubernatura de Jalisco. A diferencia de 1991, Fox tenía mucho apoyo, incluso de medios de comunicación como el de Nino Canún que lo respaldaba abiertamente. Por mi parte, me integré a la campaña, preparando algunas partes de la plataforma política de Fox (que leyó en una ceremonia en el Teatro Juárez de Guanajuato), ayudando a Rosi Puente (que estaba encargada de algunos aspectos de comunicación) con ideas para anuncios de radio y haciendo algo de campaña en la calle, de repente hablaba con Marta Sagún que se encargaba (si no mal recuerdo) de organizar a mujeres y recaudar fondos. También uno de los empresarios que apoyaban más fuerte a Fox me quiso reclutar para que buscara “cadáveres en el closet” de Vázquez Torres (que era el candidato del PRI) pero me negué y seguí preparando documentos y haciendo proselitismo a favor de Fox.


Fox era un candidato excelente, que captaba la imaginación de la gente y la entusiasmaba para seguirlo, sin embargo, corría el rumor de que no era santo de la devoción de la cúpula del PAN nacional. El Presidente del PAN nacional en esos días era Carlos Castillo Peraza y se comentaba que le irritaba mucho y le causaba problemas en sus negociaciones con el gobierno federal, las críticas y burlas que hacía Fox de Zedillo y del PRI. Casi al final de la campaña se celebró un mitin de cierre en Guanajuato capital, ahí además de Fox, asistió el propio Carlos Castillo Peraza, en su calidad de presidente del partido, viéndolos juntos, me percaté de lo distinto que eran sus personalidades. Fox era extrovertido, emprendedor, de espíritu festivo y ranchero, Carlos Castillo era un intelectual, también era buen orador pero con un discurso distinto y daba la impresión (al menos a mi me parecía) de que despreciaba a Fox, de que no le era simpático y de que le hubiera gustado otro perfil para candidato del PAN a Guanajuato. En algún momento del mitin, esto se hizo bastante evidente, Fox estaba de camisa vaquera, pantalones de mezclilla y botas y Carlos Castillo de corbata y traje. En su discurso Fox mencionó algo acerca de que como gobernador no trabajaría encerrado en una oficina con corbata y traje, sino que estaría de botas trabajando codo con codo con los campesinos o algo similar. Cuando llegó el turno de Carlos Castillo, mientras daba su discurso, se quitó la corbata y se la regaló a Fox para que la usara de vez en cuando. El detalle fue menor y mucha gente no lo captó pero a mi me pareció que Castillo Peraza hizo una crítica muy sutil al populismo de Fox. Representaban dos visiones muy distintas del PAN y de México.


El día de las elecciones, me presenté en el PAN temprano en la mañana y ofrecí mi ayuda, no tenía nombramiento como representante de casilla o general, así que estaba dispuesto a cualquier tarea. Primero contesté los teléfonos, que servían para recibir denuncias de fraude o de problemas en las casillas, sin embargo, no recibí muchas denuncias, en lugar de eso contestaba llamadas de apoyo y de entusiasmo de muchas personas, una mujer norteamericana llamó para desear suerte y ofrecer ayuda (no se si era una trampa o apoyo sincero), pero le dije que en México no estaba permitido que extranjeros participaran en la política doméstica, le di las gracias y colgué. Más tarde, nos avisaron que había algunos problemas en el municipio de Cortazár, así que llegó un voluntario con una carroza de difuntos dispuesto a llevarnos a ese lugar, inmediatamente nos dispusimos a partir y defender el voto, sin embargo, al llegar supimos que era una falsa alarma, pero aprovechamos para vigilar las casillas, así, nos pasamos todo el resto del día de las elecciones vigilando las casillas en una carroza funeraria. Al final de la jornada el chofer de la carrosa me dijo que lo hacía porque el municipio de León le daba trabajo y así retribuía el hecho de que le “pasaran chamba”.

En la noche, cuando regresamos a León, asistí al hotel donde estaba Fox para celebrar el triunfo, ahí estaba Ramón, con cara de momia porque llevaba dos días sin dormir, coordinando la estrategia de promoción y defensa del voto, pero muy contento, - ganamos – me dijo. En León 6 a 1. Fue extremadamente emocionante esa noche, a diferencia de las elecciones de Chihuahua 86, todo había transcurrido en paz, se respetó el voto y a cierta hora de la noche se dieron los resultados en los que Fox ganaba la gubernatura. En el hotel estaban muchos políticos como Adolfo Aguilar Zínser, Julio Faesler y algunos otros que no recuerdo, pero era evidente que Fox era una personalidad de alcance nacional que había trascendido el ámbito de Guanajuato.


Al día siguiente de la elección llegué a la oficina de Ramón, bastante desvelado, me había quedado hasta el final del festejo y para mi sorpresa, unos momentos después llegó Ramón acompañado, ni más ni menos que de Vicente Fox. Cuando lo ví, lo felicité, pero sin poder decir más, se encerraron en su oficina, después de algunos minutos me llamó Ramón, entré a su privado saludé nuevamente a Fox que estaba sentado en el escritorio de Ramón y sin mucho preámbulo me dijo que quería que consultáramos a diferentes sectores de la sociedad, cámaras empresariales, sindicatos, etc., para que propusieran candidatos para ocupar cargos en su gabinete. 

Salí de su oficina y preparé una carta dirigida a diferentes sectores informándoles de la intención del gobernador electo de recibir sugerencias para la integración de su equipo de trabajo. Una vez hecha la redacción, volví a entrar al privado de Ramón y se los mostré, después de algunas correcciones me lo devolvieron y redacté la carta final. Finalmente, le pregunté si la carta la enviaba a todos los sectores o debía restringirla a quienes nos habían apoyado (se me hacía un poco inocente pensar que el PRI o algunos sectores opositores al PAN harían sugerencias de buena fe), pero Fox me dijo - ¡a todos los sectores! ¡Ya sabes que hay muchos acomplejados! Me sorprendió su respuesta e intuyo que a Ramón también, pero cumplí la instrucción y envié las cartas. Unos días después recibimos propuestas y curricula de muchas personas, hicimos unas listas y se las entregué a Ramón y supongo que algunos secretarios salieron de esa consulta no todos evidentemente, pero muchos de ellos Fox los conoció en el momento de entrevistarlos para el puesto (unos días antes habíamos platicado como Margareth Tatcher en su memorias mencionaba algunas buenas ideas para formar un gabinete así que la decisión era más compleja que solo recibir propuestas, pero el ejercicio no fue en vano).

Como siempre en estos casos, el tema del gabinete y los rumores sobre los nombramientos eran objeto de toda clase de especulaciones y chismes, pero Fox se esperó hasta un día antes de tomar posesión para anunciar a su gabinete. El gabinete de Fox era bastante innovador, se había diseñado de tal forma, que parecía el gabinete de un país y no de un estado. Entre otros organismos, se creó un especie de INEGI estatal, para medir la evolución económica y social del estado, una especie de banco de fomento estatal, un pequeño organismo de asuntos exteriores para atender a los Guanajuatenses en el exterior. Fox creó tres coordinaciones de gabinete, una económica que coordinaba Eduardo Sojo, un profesor del Tecnológico de Monterrey en León que había trabajado en el INEGI y que había hecho estudios sobre la economía de Guanajuato, una de desarrollo regional que coordinaría Carlos Flores (que después lo bautizaron como el embajador dormimundo) que era director de un centro de estudios estratégicos del Tecnológico de Monterrey en León y Ramón que coordinaría a un grupo de asesores en lo que el llamó Desarrollo Gubernamental. 


Aunque algunos nombramientos ya los intuía, me sorprendió muchísimo que hubiera nombrado a dos priístas en el gabinete, como Secretaria de la Contraloría nombró a Maria Elena Morales a quien luego apodaron la “Dama de Hierro”, y a José Luís Romero Hicks como Secretario de Finanzas. Sin conocerlos, me preguntaba porqué después de todo lo que había hecho el PRI para evitar que Fox fuera gobernador; de la mala experiencia de Medina con un Secretario de Gobierno priísta ¿Porqué Fox nombraba a un priísta para controlar el dinero del gobierno del estado? Y dada la corrupción que imperaba en el PRI ¿porqué una priísta a la Contraloría del Estado?


Yo estaba en completo desacuerdo con esos nombramientos, pensaba que si había ganado el PAN, debían gobernar el PAN. No me refiero al patronazgo de dar empleos a los militantes panistas en la administración pública, sino a que los primeros niveles de gobierno (secretarios, subsecretarios y asesores), donde se hace mucho más política que administración, el PAN debía incorporar a sus cuadros y darle una personalidad al gobierno. Si se incorporan priístas al gobierno del PAN, después de toda la catilinaria que Fox había dicho del PRI y de sus miembros, ¿significaba que sólo era discurso de campaña, pero que no era verdad? ¿Significaba que el PAN no tenía a nadie que pudiera manejar bien sus finanzas? El caso de la Contraloría era un poco distinto, ya que esa dependencia nunca debió ser parte del Poder Ejecutivo, porque, por regla general es muy difícil que siendo el vigilante empleado del vigilado, pueda ser independiente y certero en sus juicios y dictámenes. Además, pensaba, ¿Por qué finanzas? Podía ser desarrollo económico o vivienda o alguna otra menos importante pero ¿Porqué finanzas? Siendo Fox presidente siguió el mismo patrón de conducta que en Guanajuato.


En lo personal, ni en lo profesional, tenía nada contra ninguno de ellos, de hecho resultaron, especialmente Romero Hicks, excepcionalmente buenos secretarios. José Luís resultó un mago de las finanzas y logró emitir Certificados de Participación Ordinaria en el mercado bursátil, para financiar la carretera de Silao a Guanajuato, sin que le costara un solo centavo a los contribuyentes del estado, fue un firme defensor del federalismo y leal Secretario del Gobernador, sin embargo, nunca renunció al PRI. Cuando Fox, renunció para postularse para Presidente, la única razón por la que no fue nombrado gobernador sustituto, a pesar de su aspiración, y de que tenía, sin duda, los mas amplios méritos para serlo, fue que era miembro del PRI.

Unos días antes de que Fox tomara posesión como gobernador, Ramón me pidió que hiciera un borrador de discurso para su toma de posesión, considerando el entusiasmo que había en el estado por el triunfo del PAN, me sentí muy honrado de hacer esa tarea, me apresuré a ponderar la situación política tanto del estado como del país y el proceso, entonces, de transición democrática, la crisis económica que enfrentaba el país, los fenómenos de globalización, telecomunicaciones, biotecnología, robótica y todos los cambios que vivía el mundo en ese entonces, la unión de Europa y su moneda única y la reconstrucción de Europa del este, etc., y construí un discurso que – según yo- no sólo mandaría un mensaje de modernidad, sino también de fuerza, la historia del gobierno de Carlos Medina, donde el PRI se oponía a todo y por todo, no podía repetirse, pero al mismo tiempo había que tener otras miras hacia el mundo y hacia la transición a la democracia que yo veía como un proceso irreversible.


Una vez que terminé mi discurso, Ramón me pidió que le llevara el discurso al racho de Fox, cosa que me sorprendió, porque tenía mucha curiosidad de conocerlo (desde entonces ya era mítico) y porque una invitación así me hizo sentir como parte del círculo cercano al nuevo gobernador. Muy ufano de eso, le pedí a mi esposa que me acompañara, junto con mi pequeña hija de dos años y tomé camino al rancho San Cristóbal, previas indicaciones de como llegar. Llegando a donde – según yo era el camino – me sorprendió, que la llegada era por una terracería francamente en malas condiciones, el coche que tenía en ese entonces era un volkswagen donde la sinuosidad de la brecha permitía que sintieras en las entrañas sus imperfecciones y pienso que tanto mi esposa como mi hija venían preguntándose a dónde las había traído. Finalmente unos metros antes de llegar a la entrada del rancho, había un gran charco que impedía que mi coche pasara, después de calcular un camino alterno, me arriesgué a quedarme “atascado” y arranqué, no obstante el “lodasal”, pude pasar no sin antes dejar mi “bochito” que supuestamente era azul, completamente negro.

Entré al rancho y un par de “guaruras” me dijeron donde estacionarme, me estacioné en un pequeño jardín que había a la entrada, de mi lado izquierdo había una cancha de tenis un poco descuidada y uno de los hijos de Fox jugando en ella, le pedí a mi esposa que me esperara y caminé hasta una entrada. Me sorprendió lo rústico del famoso rancho (o por lo menos de la parte que conocí) era una casa blanca, con una puerta de madera, adelante había un jardín y una cancha de tenis y atrás se veía un pequeño lago con patos o con cisnes. Toqué en la entrada y salió Ramón, le di el borrador y me pidió que pasara, entrando del lado izquierdo había una especie de despacho y luego una sala, donde me pidió que esperara. En el despacho alcancé a ver a Fox, discutiendo un borrador con Rafael Díaz, quien era uno de los responsables de comunicación social en el gobierno del estado.

Ramón se metió al despacho en el que estaba Fox con Rafael Díaz y le dijo algo, luego salió y me dijo que lo esperara, me dio un borrador del otro discurso que estaba revisando Fox y se volvió a meter, alcancé a oír que Ramón le decía que traía algunas ideas para el discurso, a lo que Fox respondió algo que no pude oír pero me pareció que despreció la idea de revisar mi discurso. Ramón salió de nuevo, me dio las gracias y me pidió que ya me fuera. Salí un poco desilusionado, porque me imaginaba discutiendo con el gobernador electo las ideas que había escrito en mi discurso y la dimensión política que podría tener su gobierno, sin embargo, apenas unos minutos después de llegar tomaron mi discurso, probablemente ni siquiera lo leyeron y me pidieron que me fuera, ni siquiera pude saludar al gobernador. Salí nuevamente y ví a mi hija jugando con el hijo de Fox, nos despedimos y salimos en nuestro bochito, de cualquier manera, sin ocultar mi decepción, me pareció que había sido interesante, ver a un hombre el día anterior a tomar posesión como gobernador y haber conocido su casa, pensé que tal vez en el futuro lo recordaría como una anécdota interesante.

Fox tomó posesión y leyó un discurso bastante soso, donde citaba un largísimo pasaje de la exposición de motivos de la constitución de 1824, aunque parecía de suma trascendencia histórica, la verdad se perdió la oportunidad de hacer de ese discurso un manifiesto político, nada de lo que yo escribí se reprodujo en el discurso...

lunes, 18 de agosto de 2014

Memorias de Los Pinos XIX: El Error de Diciembre y Los Miércoles Ciudadanos

El 1 de Diciembre de 1994, Salinas le entregó el poder a Zedillo, viendo la ceremonia en la televisión, pensaba que a pesar de los enormes logros de Salinas, de alguna manera se acababa la larga y obscura noche de la ilegitimidad de Salinas, pero sin dar tregua, pensaba que Zedillo, también había ganado en unas elecciones donde los competidores no estaban en igualdad de circunstancias. No habría democracia, pensaba, hasta que el PRI no pierda las elecciones, haya alternancia y se demuestre que el pueblo, a través de las urnas pone a sus gobernantes, lo que permitirá que opere la división y el equilibrio y contrapeso entre los poderes y las instituciones, evitando la impunidad que da la concentración del poder en el presidente y los privilegios de quienes pertenecen a la clase política o son sus aliados. – Zedillo tenía que ser el último Presidente priísta – me propuse.

Observando el cambio de poderes, asumía que Zedillo sería la continuidad de Salinas, aunque se hablaba del intento de Salinas por buscar la reelección en el 2000, me parecía producto de la imaginación de los comentaristas que se la pasan inventando teorías de la conspiración – me equivoque por supuesto – así que de alguna manera, a pesar de todo, me entusiasmaba que Zedillo profundizara los cambios económicos de Salinas, para que la democracia llegara como una fruta madura, con menor pobreza y mayor bienestar económico para los mexicanos. De alguna manera, todo viento en popa.

Bajo esta hipótesis – super autocomplaciente – se planeaba el futuro del municipio de León. Invitado por Ramón para participar en la elaboración del plan de gobierno, se pensaba hacer más obra pública, promover el desarrollo económico y social, más parques y jardines, etc., en suma lograr que León fuera la primer ciudad de México en llegar a primer mundo. En eso estábamos, cuando el 20 de diciembre, en una conferencia de prensa desde la Secretaría de Hacienda, Jaime Serra Puche, a la sazón recién nombrado Secretario de Hacienda, anunció que se ampliaría la banda de flotación cambiaría, es decir, se devaluaría la moneda. El gobierno municipal estaba a unos días de tomar posesión y los planes estaban hechos para una situación de estabilidad y crecimiento económico, no para una crisis económica que nadie consideraba posible.


Unos días después, ante la brutal fuga de capitales, que provocó el anuncio de Serra Puche, el gobierno anunció que el peso se cotizaría libremente “flotaría” se dijo, y se devaluó la moneda, para el 1 de Enero de 1995, cuando Luís Quirós tomaría posesión, el peso se había devaluado más del 100% y las tasas de interés bancarias  se disparaban hasta más del 100% aumentando las deudas de las empresas y las hipotecarias a niveles impagables. Como en la época de Miguel de la Madrid. No podía creer la pesadilla que estábamos viviendo, toda mi vida, desde que tengo uso de razón mi país había vivido en crisis económica. ¿Cómo se escribiría la historia económica de mi generación? ¿Qué futuro le ofrecería a mi familia?

Una de las cosas que me había convencido de la bondad de las reformas salinistas, había sido el hecho dada la privatización de la banca y la reducción de las tazas de interés, los bancos nuevamente estaban prestando dinero a empresas y familias y era interesante ver como en León, se multiplicaban los fraccionamientos y los condominios en venta con créditos bancarios. Muchos familiares y amigos y vecinos míos, habían pedido un crédito fundamentalmente, para comprarse una casa y a pesar de los, todavía, altos intereses, al menos estaban pagando algo que un día sería completamente suyo y dejarían de rentar o podrían aspirar a una casa mejor, comprada con crédito, ya que era imposible hacerlo al contado.

Mi vecino de departamento, era un vendedor de seguros como de 50 años, que toda su vida había rentado su vivienda y durante el salinato, después de ahorrar durante toda su vida 100 mil pesos (a 3.50 cada dólar) había conseguido un crédito para comprar su departamento (que estaba frente al mío, que yo rentaba) cuyo valor alcanzaba los 250 mil pesos de esa época. Mi vecino había adelantado sus 100 mil pesos y pagaba cada mes una hipoteca adecuada a sus ingresos medios, quizás unos mil quinientos o dos mil pesos. Sin embargo, cuando llegó la devaluación de Zedillo y el tristemente célebre “error de diciembre” la hipoteca mensual de mi vecino subió, junto con las tasas de interés, a un nivel superior a sus ingresos, de tal manera que no pudo pagar y se convirtió en deudor moroso. Después de dejar de pagar varios meses (en la medida que las tasas de interés subían y subían), el banco empezó a amenazarlo con sacarlo de su casa y recurrir a la vía judicial, además de que la deuda seguía creciendo. Así que un día agobiado por las presiones. “Yo soy hombre de paz y no me gustan los pleitos, ni quiero ir a la cárcel” – me dijo un día. Así que le devolvió el departamento al banco, se fue a rentar – nuevamente – otro en una zona más barata de la ciudad y perdió los ahorros de toda su vida. 

 Lo mismo le pasó a otros que habían pedido créditos para sus empresas y negocios, que dejaron en paro a miles de trabajadores y las ventas al medio mayoreo y menudeo (de lo que vivía León) se desplomaron, la gente sin trabajo dejó de consumir y las empresas vieron caer sus ventas tanto que despidieron a los trabajadores y en muchísimos casos de plano quebraron sin poder pagar sus deudas. Evidentemente, los bancos también quebraron. Algunos, los que fueron más pacientes y aguantaron las presiones (un amigo tenía un machete en la entrada de su casa, “para usarlo si alguien se atreve a desalojarme) se beneficiaron un poco de los programas de rescate bancario, sin embargo, muchos perdieron empresas y patrimonios que habían acumulado durante toda su vida.

Por mi parte, me sentía terriblemente desilusionado, estaba seguro de que el primer mundo estaba al alcance de la mano, me sentía muy humillado y enojado ¡es increíble que los priístas hagan lo que quieran con la clase media en México y la gente siga votando por ellos! No podía estar más furioso ¡toda mi vida ha habido crisis económica porque los políticos son unos corruptos! ¿Quién es responsable de esta crisis? y ¿quién va a responsabilizarse de ella? NADIE ¡Esto se tiene que acabar ya!


 Mientras me revolvía en mi coraje, la situación en León se complicaba, siendo una ciudad donde se fabrica cuero y zapato, las deudas y la caída de las ventas había dejado cesante a miles de personas, además los negocios que vivían del consumo de la clase media quebraban uno tras otro. Un día Ramón me llamó para invitarme a trabajar con él en la Administración Municipal, Luís Quirós lo había ratificado como director de Planeación y Desarrollo y había quedado vacante el puesto de coordinador de proyectos, lo que acepté con gusto, sería una oportunidad excelente para innovar e influir, la transición democrática partiría sin duda desde el municipio.


Más allá de reflexiones filosóficas o de lo que dictaba el coraje acumulado contra la corrupción y la ineptitud de los gobiernos priístas, la situación en León era muy compleja y el municipio debía dar respuestas concretas. Así, se diseñaron programas emergentes de empleo temporal, para darle a los trabajadores una pequeña ayuda económica a cambio de hacer algún trabajo para el municipio. Por otro lado, Ramón diseñó los famosos “Miércoles Ciudadanos” que era un mecanismo directo de trato entre el ciudadano, el alcalde y los funcionarios de primer nivel. 

La idea era que los Miércoles, el Alcalde y sus directores de primer nivel, bajarían sus escritorios al patio del Palacio Municipal y atenderían directamente a la gente, resolviendo de manera más expedita sus peticiones. Sin embargo, el primer Miércoles Ciudadano, el PRI municipal difundió el rumor – obviamente falso – de que en el Miércoles Ciudadano, se repartirían despensas, por lo que miles de personas, desempleadas y muy golpeadas por la crisis llegaron al Palacio Municipal solicitando su despensa. Cuando nos dimos cuenta del asunto había más de 700 personas formadas y evidentemente, no había una sola despensa, de tal manera que se decidió, que les diéramos un vale con valor de una despensa, para que las fueran a recoger unos días después, dándonos tiempo de prepararlas. De manera emergente hicimos muchos “vales” y me puse enfrente de una enorme fila de personas, a quienes les daba un “vale” y les advertía que era un apoyo de una sola vez y que no se repetiría la semana siguiente. No podía creer los que hacía el PRI, además de causar una gravísima crisis económica, querían seguir lucrando políticamente con los efectos de la crisis que ellos mismos habían provocado.

Al final del día, el Miércoles Ciudadano, fue un éxito, mucha gente fue atendida directamente por el Alcalde, o alguno de sus directores quienes resolvieron, destrabaron o simplemente escucharon las quejas de los ciudadanos de manera directa. Desgraciadamente la mayor parte de la gente pidió un empleo, cosa que no se pudo resolver, sin embargo, el programa de empleo temporal y el desarrollo económico de León permitieron hacer una bolsa de trabajo que en el tiempo lograría colocar a muchos trabajadores en empresas o ayudaría que establecieran un micronegocio. 

Por la tarde, estábamos satisfechos, aunque preocupados; las anécdotas se sucedían, una persona le dijo al Alcalde que sólo le iba a decir que se iba a suicidar, porque había perdido todo con la crisis y no tenía para mantener a su familia, en mi caso mucha gente de la fila de las despensas, me decían que porque les iban a entregar las despensas uno o dos días después sino tenían para comer ese día. Excepto para los políticos y grandes empresarios a quienes se les avisó de la inminente devaluación y pudieron cambiar sus dólares, todas las clases estaban sufriendo muchísimo por la crisis. Me dolía mucho que mi vecino perdiera el patrimonio de toda su vida, por que no aguantaba las presiones del banco, era una excelente persona, muy trabajadora y muy amable, pero no tenía manera de ayudarlo. No tenía la impresión de que los burócratas de Hacienda, más allá de sus gráficas y ecuaciones, entendieran el dolor humano que estaban causando.


La operación del Miércoles Ciudadano, duró los tres años de la administración y – según entiendo – continua hasta la fecha, no sólo en León sino en muchísimos municipios del país, sin embargo, como Coordinador de Proyectos sólo participé en uno o dos Miércoles más y después Ramón me pidió que me dedicara a innovar proyectos de buen valor agregado para el municipio. Pasé varios días revisando la legislación, las finanzas y en general, la situación del municipio, para poder generar alguna idea innovadora, sin embargo, me daba cuenta que el municipio estaba estructuralmente muy limitado para ofrecerle más bienes públicos a los ciudadanos. En otras palabras, León había desarrollado una buena administración pública, sin embargo, todo se podía perder, si en alguna elección ganaba otro partido o incluso si ganando el mismo partido, el Alcalde le daba otro sesgo a la administración, es decir, en León era necesario no sólo desarrollar la eficacia de la administración, sino empezar a ver hacia fuera y promover cambios estructurales para ampliar la dimensión y el margen de acción de la administración municipal.

En México, los municipios tienen muchísimas limitaciones, en primer lugar, el artículo 115 Constitucional, no distingue entre municipios rurales, urbanos, mixtos, conurbados, etc., por lo que obliga a todos a organizarse de la misma manera, por lo que esa estructura es muy limitada para algunos municipios urbanos y exagerada para otros municipios rurales (en Guanajuato había un municipio que tenía más de 600 comunidades), en segundo lugar, los miembros del Ayuntamiento, son electos por lista y no representan una colonia o una comunidad en específico, así que son designados según la “grilla” que hayan hecho en su partido y es muy baja o nula la representatividad que tienen. En tercer lugar, ni Alcalde, ni los regidores o síndicos, podían ser reelectos para el periodo inmediato, de tal manera que cada tres años los partidos improvisan líderes para que los gobiernen en muchos casos sin ninguna experiencia y por lo mismo los planes y programas de obra y desarrollo tienen una visión muy corta, el desorden urbano de las ciudades de México se le debe en gran parte a esta limitación constitucional. 


Adicionalmente, en la medida que los miembros del ayuntamiento duran sólo tres años, el "amiguísimo" y el “compadrazgo” son muy comunes, los Alcaldes, Síndicos y Regidores reciben cuotas de “amiguismo” para darle “chamba” o alguna prebenda a sus amigos o socios, políticos  o de negocios, y en muchos municipios se desarrolla una “política de saqueo” básicamente, porque independientemente de su buena o mala actuación, se van a ir en tres años. La ausencia de un servicio profesional de carrera, permite que la gerencia pública municipal sea amateur, mal preparada y por lo mismo, en muchos casos, extremadamente corrupta.

En este contexto, sin funcionarios profesionalizados, no tienen la infraestructura jurídica, administrativa ni técnica para recaudar impuestos eficazmente y dependen casi en su totalidad de las participaciones y de los programas federales y estatales, lo que en la práctica limita su autonomía. A mediados de los noventa, de cada peso recaudado menos de cuatro centavos eran para los municipios y su margen de actuación se limitaba a pagar sueldos y a hacer pequeñas obras en diferentes partes del municipio o a hacer obras de “relumbrón” muchas veces innecesarias, para fortalecer la imagen del Alcalde en turno. Por si fuera poco, su capacidad de endeudamiento está limitada, por lo corto del periodo municipal ya que ningún alcalde quiere heredar deudas del anterior y limitar su capacidad de hacer obra y porque no tienen en muchas ocasiones los funcionarios, expertos en finanzas que puedan manejar correctamente los ingresos y egresos municipales.


En suma, después de revisar la situación del municipio de León, me di cuenta que la debilidad estructural de las administraciones municipales, impide que desarrollen proyectos de mayor alcance y ofrezcan servicios municipales de calidad ya sea en la seguridad pública, como en la urbanización o el desarrollo económico y social. Sabiendo esto, me preocupaba, que reformar al municipio, no se podía hacer desde el municipio, sino que había que pelear en el Congreso del Estado y en el Constituyente Permanente, para que se eliminaran las restricciones estructurales que impedían que la administración municipal de León y en general la de todos los municipios se desarrollaran plenamente. 

Pensando en esto desarrollé un proyecto para el Alcalde, que estructuraba una estrategia de cabildeo a nivel estatal y nacional con el fin de lograr que se modificara el artículo 115 Constitucional, la Ley Orgánica Municipal para el Estado de Guanajuato, se creara la Ley del Servicio Profesional de Carrera para los Municipios de Guanajuato y se modificara la Ley de Deuda Pública del Estado, de tal manera que el municipio saliera de su encierro, para modificar a nivel nacional y estatal, las causas de su atraso y así aportar como nivel básico de gobierno, su contribución al desarrollo del país.



Trabajé muchos días en el proyecto, una vez concluido se lo llevé a Ramón para su aprobación o modificación, sin embargo, no me hizo mucho caso. En esos días, una vez que Salinas había dejado el poder, el gobernador Carlos Medina y el Congreso del Estado acordaron convocar a las elecciones, largamente esperadas para gobernador, el interinato de Medina se había alargado lo suficiente para impedir que Salinas y Fox se cruzaran en el camino sin embargo, ya no había restricciones para regularizar el gobierno de Guanajuato. 



Cuando se convocó a elecciones Fox salió de su huelga política (que nunca fue tal) y el PAN lo postuló como candidato obvio a la gubernatura (pese a que se rumoreaba y Adolfo Aguilar Zínser lo confirmó en su libro “Vamos a Ganar” que Fox había estado dispuesto a apoyar a Cárdenas en el 94 – y no a Diego – a cambio de la Secretaría de Agricultura, sin embargo, el desempeño de Diego en el debate hizo a Fox cambiar de opinión y permaneciera en el PAN). 

Fox a su vez, nombró como coordinador de campaña a Fermín Salcedo, que no era muy bien visto por ciertos miembros de la cúpula del PAN, debido a algunos artículos periodísticos muy críticos en contra de Medina y el gobierno panista, así que Fox pidió que le sugirieran a otra persona con capacidad y que el PAN aceptara, así que propusieron a Ramón Muñoz. Al principio, Ramón aceptó el cargo, sin embargo, señaló que sería de tiempo parcial porque quería cumplir su compromiso en León, pero evidentemente, esto fue imposible y eventualmente se integró a la campaña de tiempo completo, por eso no pudo ver el proyecto de cabildeo municipal que había preparado. Sin embargo, me pidió que le ayudara trabajando varias partes de la plataforma política que utilizaría Fox en su campaña y así lo hice, para mi frustración, el proyecto de cabildeo municipal, quedaría para mejor ocasión.

domingo, 10 de agosto de 2014

Memoria de Los Pinos XVIII: No todo lo que brilla es Oro

En otro plano, en Guanajuato, después de las elecciones de julio, se celebrarían elecciones para Presidentes Municipales en diciembre. En julio, a la par de las elecciones federales, se habían elegido diputados locales y el PAN había sufrido una derrota tan espectacular como bochornosa, la primera elección después de la llamada “concertacesión” de 1991, donde el PAN que gobernaba Guanajuato, debía haber demostrado su fuerza y justificado la caída de Ramón Aguirre, fue un fracaso, el PAN perdió 12 de 13 distritos federales y 17 de 18 distritos locales.

Después de la abrumadora derrota de agosto, decidí acercarme a las campañas de alcaldes y cooperar con el PAN para que no se fuera a perder la Presidencia Municipal de León que había sido un gobierno excelente. Le llamé a Ramón Muñoz para ofrecerle mi apoyo (el coordinaría en la práctica la campaña del PAN en León) y me citó un día en su oficina. Me invitó a la campaña y me pidió que participara ayudando a elaborar la plataforma política, es decir, el programa de acción. En ese momento todavía no se definían los candidatos que postularía Acción Nacional y estaban en el proceso de decidirlo, sin embargo, para mi sorpresa había una verdadera guerra por obtener las candidaturas, especialmente en los lugares en los que el PAN pensaba ganar.

Después de los resultados de agosto, no entendía como era posible que después del movimiento de 1991 que había llevado a Medina al gobierno y de sus buenos resultados como gobierno, había recibido semejante castigo electoral. 

En 1991, el PAN con la ola Fox, había ganado en 12 municipios, sin embargo, muchos de los candidatos o eran panistas de última hora, es decir, no llevaban mucho tiempo militando sino que habían salido de las filas civiles o empresariales o eran del grupo panista contrario a algunos de sus regidores o del Comité Municipal del PAN. Las relaciones entre los panistas ya sea el alcalde, los regidores o el líder municipal del PAN se habían tensado en casi todos los municipios, por un lado había diferencia de criterios, por otro intereses (a veces no muy santos) contrapuestos y muchos panistas se consideraban con prebendas que el alcalde (de su mismo partido) no estaba dispuesto a darles. 
El Costo de la Honestidad

Adicionalmente, algunos alcaldes se tomaron muy en serio su papel y eliminaron la corrupción, se decidieron a cobrar impuestos y multas y desecharon el amiguismo y las recomendaciones de personas por parte del partido en los puestos públicos, lo que paradójicamente irritó a muchos panistas que pensaban que al triunfo del partido en el municipio les correspondería un empleo bien pagado o una prebenda del Alcalde o un privilegio por su militancia. 

Ahora muchos panistas querían comportarse como los priístas hacían en el pasado. Así, algunos alcaldes del PAN, celosos de su honradez y consecuentes con el discurso del PAN de hacer gobiernos sin privilegios, tuvieron logros importantes, pero se enfrentaron a sus propios compañeros negándoles privilegios, condonaciones de multas o impuestos, provocando una severa división al interior del partido y reclamos de la ciudadanía que estaba acostumbrada, en el nivel municipal, a gobiernos bonachones, paternalistas y laxos en el cumplimientos de reglamentos.

Todo esto operó en beneficio del PRI, además de la fuerza y el dinero de las campañas federales de Zedillo, el programa de Solidaridad que convirtió su estructura, prácticamente, en comités de campaña y los problemas de organización en las campañas del PAN. En este contexto, la prioridad era salvar la plaza en León que era una especie de barco insignia del PAN a nivel nacional, cosa que no resultó nada fácil. Sin embargo, a pesar de los problemas para conseguir un candidato para León que no provocara una ruptura de consecuencias catastróficas y de los problemas para implementar la campaña, muchos candidatos del PAN, se acercaron a la campaña de León para copiar sus estrategias y su propaganda. 

Un día mientras el publicista de la campaña exponía su estrategia, llegó una mujer menudita, con una vocecita aflautada, que comentaba en voz alta lo atinado que le parecían cada una de las estrategias que anunciaba el publicista, me preguntaba quien era esa mujer, cuando de pronto el candidato del PAN Luís Quirós, tomó la palabra y presentó a esa mujer explicando que era la candidata del partido a presidenta municipal de Celaya, su nombre era Marta Sahún Jiménez.

La verdad no le puse mucha atención, de hecho me pareció que iba a ser muy difícil que ganara la elección, parecía tan frágil y tan señora de sociedad, que no la imaginaba haciendo campaña en las colonias o enfrentándose a los problemas de drogadicción que había en esa ciudad. Sin embargo, me llamó la atención que no parecía preocuparle las limitaciones que pudiera tener, ella estaba muy enfocada a su campaña y con la energía para llevarla a cabo. 

Después de desearle suerte, me olvide del asunto y me enfoque en la Alcaldía de León. La campaña fue muy dura, el PRI tenía ánimos de revancha y el PAN venía de una mala racha, pero Luís Quirós hizo una magnífica campaña (su lema era el líder que escucha) y ganó la elección aunque con un margen muy pequeño, apenas lo suficiente para evitar que cualquier impugnación de la elección prosperara. Celaya se perdió.

Simultáneamente a la campaña y a mi incipiente labor periodística, fundé una editorial, acaba de leer las interesantísimas memorias de la ex Primer Ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher y se me ocurrió que se podían publicar y divulgar experiencias de gobierno y estudios políticos hechos desde los estados y municipios. Después de vivir en el DF prácticamente toda mi vida, víctima del centralismo político e intelectual, desconocía toda la riqueza intelectual que existe en los estados y municipios de México, así que fundé la editorial pensando en retomar toda ese conocimiento acumulado y promover a los autores para que sistematizaran sus conocimientos y experiencia y las plasmaran en libros que pudiéramos difundir por todo el mundo. 
Luis Quiroz: Alcalde de León 1994

En esta hipótesis, además de pedirle a Ramón Muñoz que me invitara a la campaña de Luís Quirós, le propuse que escribiera un libro en donde platicara su experiencia como estratega del Ayuntamiento de León y contara esa historia de éxito. En esa época, lo poco que había sobre administración municipal era básicamente teórico, así que un libro inductivo, basado en una experiencia exitosa real, beneficiaría a muchos funcionarios municipales, especialmente panistas que eran nuevos en el gobierno, y académicos que podrían aprovechar ideas y experiencias para sus propias administraciones municipales.



Después de varios meses de trabajo, finalmente se publicó “La Voluntad de Servir” donde se plasmaba tema por tema (Seguridad Pública, planeación urbana, etc.) las dificultades, innovaciones y éxitos de la administración de León, área por área, de 1992 a 1994. Con ese libro, lo que estaba buscando es transmitir la idea de que no sólo era importante ganar elecciones, sino gobernar bien. Estaba preocupado porque en América Latina, mucha gente estaba desilusionada con la democracia por el pésimo desempeño de los gobierno emanados de ella, así que pensaba que publicar libros como “La Voluntad de Servir” donde Ramón acumulaba los conocimientos y las innovaciones desarrolladas durante una exitosa administración municipal, la consideraba mi primera aportación, como editor, para que desde el nivel más básico de gobierno, que es el municipio, se generara una cultura de buen gobierno y de una sana e innovadora administración pública.  

El libro tuvo bastante éxito entre muchos funcionarios municipales y académicos del tema, que lo han citado en muchos trabajos e investigaciones y le implicó a Ramón muchas conferencias en diferentes partes del país. Editando libros me di cuenta las pocas librerías que hay en México y lo poco que se lee en nuestro país.

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