La campaña de Fox para gobernador fue bastante
interesante y tuvo muchas adhesiones, a diferencia de la campaña federal y la
de alcaldes, que se celebraron en medio del éxito salinista, la campaña de Fox se
desarrolló en plena crisis del “error de diciembre” y después de que se había
incrementado el IVA de 10% a 15%, lo que le había costado al PRI, a principios
del 95 la gubernatura de Jalisco. A diferencia de 1991, Fox tenía mucho apoyo,
incluso de medios de comunicación como el de Nino Canún que lo respaldaba
abiertamente. Por mi parte, me integré a la campaña, preparando algunas partes
de la plataforma política de Fox (que leyó en una ceremonia en el Teatro Juárez
de Guanajuato), ayudando a Rosi Puente (que estaba encargada de algunos
aspectos de comunicación) con ideas para anuncios de radio y haciendo algo de
campaña en la calle, de repente hablaba con Marta Sagún que se encargaba (si no
mal recuerdo) de organizar a mujeres y recaudar fondos. También uno de los
empresarios que apoyaban más fuerte a Fox me quiso reclutar para que buscara
“cadáveres en el closet” de Vázquez Torres (que era el candidato del PRI) pero
me negué y seguí preparando documentos y haciendo proselitismo a favor de Fox.
Fox era un candidato excelente, que captaba la
imaginación de la gente y la entusiasmaba para seguirlo, sin embargo, corría el
rumor de que no era santo de la devoción de la cúpula del PAN nacional. El
Presidente del PAN nacional en esos días era Carlos Castillo Peraza y se
comentaba que le irritaba mucho y le causaba problemas en sus negociaciones con
el gobierno federal, las críticas y burlas que hacía Fox de Zedillo y del PRI.
Casi al final de la campaña se celebró un mitin de cierre en Guanajuato
capital, ahí además de Fox, asistió el propio Carlos Castillo Peraza, en su
calidad de presidente del partido, viéndolos juntos, me percaté de lo distinto
que eran sus personalidades. Fox era extrovertido, emprendedor, de espíritu
festivo y ranchero, Carlos Castillo era un intelectual, también era buen orador
pero con un discurso distinto y daba la impresión (al menos a mi me parecía) de
que despreciaba a Fox, de que no le era simpático y de que le hubiera gustado
otro perfil para candidato del PAN a Guanajuato. En algún momento del mitin,
esto se hizo bastante evidente, Fox estaba de camisa vaquera, pantalones de
mezclilla y botas y Carlos Castillo de corbata y traje. En su discurso Fox
mencionó algo acerca de que como gobernador no trabajaría encerrado en una
oficina con corbata y traje, sino que estaría de botas trabajando codo con codo
con los campesinos o algo similar. Cuando llegó el turno de Carlos Castillo,
mientras daba su discurso, se quitó la corbata y se la regaló a Fox para que la
usara de vez en cuando. El detalle fue menor y mucha gente no lo captó pero a
mi me pareció que Castillo Peraza hizo una crítica muy sutil al populismo de
Fox. Representaban dos visiones muy distintas del PAN y de México.
El día de las elecciones, me presenté en el PAN
temprano en la mañana y ofrecí mi ayuda, no tenía nombramiento como
representante de casilla o general, así que estaba dispuesto a cualquier tarea.
Primero contesté los teléfonos, que servían para recibir denuncias de fraude o
de problemas en las casillas, sin embargo, no recibí muchas denuncias, en lugar
de eso contestaba llamadas de apoyo y de entusiasmo de muchas personas, una
mujer norteamericana llamó para desear suerte y ofrecer ayuda (no se si era una
trampa o apoyo sincero), pero le dije que en México no estaba permitido que
extranjeros participaran en la política doméstica, le di las gracias y colgué.
Más tarde, nos avisaron que había algunos problemas en el municipio de
Cortazár, así que llegó un voluntario con una carroza de difuntos dispuesto a
llevarnos a ese lugar, inmediatamente nos dispusimos a partir y defender el
voto, sin embargo, al llegar supimos que era una falsa alarma, pero
aprovechamos para vigilar las casillas, así, nos pasamos todo el resto del día
de las elecciones vigilando las casillas en una carroza funeraria. Al final de
la jornada el chofer de la carrosa me dijo que lo hacía porque el municipio de
León le daba trabajo y así retribuía el hecho de que le “pasaran chamba”.
En la noche, cuando regresamos a León, asistí
al hotel donde estaba Fox para celebrar el triunfo, ahí estaba Ramón, con cara
de momia porque llevaba dos días sin dormir, coordinando la estrategia de
promoción y defensa del voto, pero muy contento, - ganamos – me dijo. En León 6
a 1. Fue extremadamente emocionante esa noche, a diferencia de las elecciones
de Chihuahua 86, todo había transcurrido en paz, se respetó el voto y a cierta
hora de la noche se dieron los resultados en los que Fox ganaba la gubernatura.
En el hotel estaban muchos políticos como Adolfo Aguilar Zínser, Julio Faesler
y algunos otros que no recuerdo, pero era evidente que Fox era una personalidad
de alcance nacional que había trascendido el ámbito de Guanajuato.
Al día siguiente de la elección llegué a la
oficina de Ramón, bastante desvelado, me había quedado hasta el final del
festejo y para mi sorpresa, unos momentos después llegó Ramón acompañado, ni
más ni menos que de Vicente Fox. Cuando lo ví, lo felicité, pero sin poder
decir más, se encerraron en su oficina, después de algunos minutos me llamó
Ramón, entré a su privado saludé nuevamente a Fox que estaba sentado en el
escritorio de Ramón y sin mucho preámbulo me dijo que quería que consultáramos
a diferentes sectores de la sociedad, cámaras empresariales, sindicatos, etc.,
para que propusieran candidatos para ocupar cargos en su gabinete.
Salí de su
oficina y preparé una carta dirigida a diferentes sectores informándoles de la
intención del gobernador electo de recibir sugerencias para la integración de
su equipo de trabajo. Una vez hecha la redacción, volví a entrar al privado de
Ramón y se los mostré, después de algunas correcciones me lo devolvieron y
redacté la carta final. Finalmente, le pregunté si la carta la enviaba a todos
los sectores o debía restringirla a quienes nos habían apoyado (se me hacía un
poco inocente pensar que el PRI o algunos sectores opositores al PAN harían
sugerencias de buena fe), pero Fox me dijo - ¡a todos los sectores! ¡Ya sabes
que hay muchos acomplejados! Me sorprendió su respuesta e intuyo que a Ramón
también, pero cumplí la instrucción y envié las cartas. Unos días después
recibimos propuestas y curricula de muchas personas, hicimos unas listas y se
las entregué a Ramón y supongo que algunos secretarios salieron de esa consulta
no todos evidentemente, pero muchos de ellos Fox los conoció en el momento de
entrevistarlos para el puesto (unos días antes habíamos platicado como
Margareth Tatcher en su memorias mencionaba algunas buenas ideas para formar un
gabinete así que la decisión era más compleja que solo recibir propuestas, pero
el ejercicio no fue en vano).
Como siempre en estos casos, el tema del
gabinete y los rumores sobre los nombramientos eran objeto de toda clase de
especulaciones y chismes, pero Fox se esperó hasta un día antes de tomar
posesión para anunciar a su gabinete. El gabinete de Fox era bastante
innovador, se había diseñado de tal forma, que parecía el gabinete de un país y
no de un estado. Entre otros organismos, se creó un especie de INEGI estatal,
para medir la evolución económica y social del estado, una especie de banco de
fomento estatal, un pequeño organismo de asuntos exteriores para atender a los
Guanajuatenses en el exterior. Fox creó tres coordinaciones de gabinete, una
económica que coordinaba Eduardo Sojo, un profesor del Tecnológico de Monterrey
en León que había trabajado en el INEGI y que había hecho estudios sobre la
economía de Guanajuato, una de desarrollo regional que coordinaría Carlos
Flores (que después lo bautizaron como el embajador dormimundo) que era
director de un centro de estudios estratégicos del Tecnológico de Monterrey en
León y Ramón que coordinaría a un grupo de asesores en lo que el llamó
Desarrollo Gubernamental.
Aunque algunos nombramientos ya los intuía, me
sorprendió muchísimo que hubiera nombrado a dos priístas en el gabinete, como Secretaria
de la Contraloría nombró a Maria Elena Morales a quien luego apodaron la “Dama
de Hierro”, y a José Luís Romero Hicks como Secretario de Finanzas. Sin conocerlos, me preguntaba porqué después de
todo lo que había hecho el PRI para evitar que Fox fuera gobernador; de la mala
experiencia de Medina con un Secretario de Gobierno priísta ¿Porqué Fox
nombraba a un priísta para controlar el dinero del gobierno del estado? Y dada
la corrupción que imperaba en el PRI ¿porqué una priísta a la Contraloría del
Estado?
Yo estaba en completo desacuerdo con esos
nombramientos, pensaba que si había ganado el PAN, debían gobernar el PAN.
No me refiero al patronazgo de dar empleos a los militantes panistas en la
administración pública, sino a que los primeros niveles de gobierno (secretarios,
subsecretarios y asesores), donde se hace mucho más política que
administración, el PAN debía incorporar a sus cuadros y darle una personalidad
al gobierno. Si se incorporan priístas al gobierno del PAN, después de toda la
catilinaria que Fox había dicho del PRI y de sus miembros, ¿significaba que
sólo era discurso de campaña, pero que no era verdad? ¿Significaba que el PAN
no tenía a nadie que pudiera manejar bien sus finanzas? El caso de la
Contraloría era un poco distinto, ya que esa dependencia nunca debió ser parte
del Poder Ejecutivo, porque, por regla general es muy difícil que siendo el
vigilante empleado del vigilado, pueda ser independiente y certero en sus
juicios y dictámenes. Además, pensaba, ¿Por qué finanzas? Podía ser desarrollo
económico o vivienda o alguna otra menos importante pero ¿Porqué finanzas?
Siendo Fox presidente siguió el mismo patrón de conducta que en Guanajuato.
En lo personal, ni en lo profesional, tenía
nada contra ninguno de ellos, de hecho resultaron,
especialmente Romero Hicks, excepcionalmente buenos secretarios. José Luís
resultó un mago de las finanzas y logró emitir Certificados de Participación
Ordinaria en el mercado bursátil, para financiar la carretera de Silao a
Guanajuato, sin que le costara un solo centavo a los contribuyentes del estado,
fue un firme defensor del federalismo y leal Secretario del Gobernador, sin
embargo, nunca renunció al PRI. Cuando
Fox, renunció para postularse para Presidente, la única razón por la que no fue
nombrado gobernador sustituto, a pesar de su aspiración, y de que tenía, sin
duda, los mas amplios méritos para serlo, fue que era miembro del PRI.
Unos días antes de que Fox tomara posesión como
gobernador, Ramón me pidió que hiciera un borrador de discurso para su toma de
posesión, considerando el entusiasmo que había en el estado por el triunfo del
PAN, me sentí muy honrado de hacer esa tarea, me apresuré a ponderar la
situación política tanto del estado como del país y el proceso, entonces, de
transición democrática, la crisis económica que enfrentaba el país, los
fenómenos de globalización, telecomunicaciones, biotecnología, robótica y todos
los cambios que vivía el mundo en ese entonces, la unión de Europa y su moneda
única y la reconstrucción de Europa del este, etc., y construí un discurso que
– según yo- no sólo mandaría un mensaje de modernidad, sino también de fuerza,
la historia del gobierno de Carlos Medina, donde el PRI se oponía a todo y por
todo, no podía repetirse, pero al mismo tiempo había que tener otras miras
hacia el mundo y hacia la transición a la democracia que yo veía como un
proceso irreversible.
Una vez que terminé mi discurso, Ramón me pidió
que le llevara el discurso al racho de Fox, cosa que me sorprendió, porque
tenía mucha curiosidad de conocerlo (desde entonces ya era mítico) y porque una
invitación así me hizo sentir como parte del círculo cercano al nuevo
gobernador. Muy ufano de eso, le pedí a mi esposa que me acompañara, junto con
mi pequeña hija de dos años y tomé camino al rancho San Cristóbal, previas
indicaciones de como llegar. Llegando a donde – según yo era el camino – me
sorprendió, que la llegada era por una terracería francamente en malas
condiciones, el coche que tenía en ese entonces era un volkswagen donde la
sinuosidad de la brecha permitía que sintieras en las entrañas sus
imperfecciones y pienso que tanto mi esposa como mi hija venían preguntándose a
dónde las había traído. Finalmente unos metros antes de llegar a la entrada del
rancho, había un gran charco que impedía que mi coche pasara, después de
calcular un camino alterno, me arriesgué a quedarme “atascado” y arranqué, no
obstante el “lodasal”, pude pasar no sin antes dejar mi “bochito” que
supuestamente era azul, completamente negro.
Entré al rancho y un par de “guaruras” me dijeron donde estacionarme, me estacioné en un pequeño jardín que había a la entrada,
de mi lado izquierdo había una cancha de tenis un poco descuidada y uno de los
hijos de Fox jugando en ella, le pedí a mi esposa que me esperara y caminé hasta
una entrada. Me sorprendió lo rústico del famoso rancho (o por lo menos de la
parte que conocí) era una casa blanca, con una puerta de madera, adelante había
un jardín y una cancha de tenis y atrás se veía un pequeño lago con patos o con
cisnes. Toqué en la entrada y salió Ramón, le di el borrador y me pidió que
pasara, entrando del lado izquierdo había una especie de despacho y luego una
sala, donde me pidió que esperara. En el despacho alcancé a ver a Fox,
discutiendo un borrador con Rafael Díaz, quien era uno de los responsables de
comunicación social en el gobierno del estado.
Ramón se metió al despacho en el que estaba
Fox con Rafael Díaz y le dijo algo, luego salió y me dijo que lo esperara, me
dio un borrador del otro discurso que estaba revisando Fox y se volvió a meter,
alcancé a oír que Ramón le decía que traía algunas ideas para el discurso, a lo
que Fox respondió algo que no pude oír pero me pareció que despreció la idea de
revisar mi discurso. Ramón salió de nuevo, me dio las gracias y me pidió que ya
me fuera. Salí un poco desilusionado, porque me imaginaba discutiendo con el
gobernador electo las ideas que había escrito en mi discurso y la dimensión
política que podría tener su gobierno, sin embargo, apenas unos minutos después
de llegar tomaron mi discurso, probablemente ni siquiera lo leyeron y me
pidieron que me fuera, ni siquiera pude saludar al gobernador. Salí nuevamente y ví a mi hija jugando con el
hijo de Fox, nos despedimos y salimos en nuestro bochito, de cualquier manera,
sin ocultar mi decepción, me pareció que había sido interesante, ver a un
hombre el día anterior a tomar posesión como gobernador y haber conocido su
casa, pensé que tal vez en el futuro lo recordaría como una anécdota
interesante.
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