En otro plano, en Guanajuato, después de las
elecciones de julio, se celebrarían elecciones para Presidentes Municipales en
diciembre. En julio, a la par de las elecciones federales, se habían elegido
diputados locales y el PAN había sufrido una derrota tan espectacular como
bochornosa, la primera elección después de la llamada “concertacesión” de 1991,
donde el PAN que gobernaba Guanajuato, debía haber demostrado su fuerza y
justificado la caída de Ramón Aguirre, fue un fracaso, el PAN perdió 12 de 13
distritos federales y 17 de 18 distritos locales.
Después de la abrumadora derrota de agosto,
decidí acercarme a las campañas de alcaldes y cooperar con el PAN para que no se
fuera a perder la Presidencia Municipal de León que había sido un gobierno
excelente. Le llamé a Ramón Muñoz para ofrecerle mi apoyo (el coordinaría en la
práctica la campaña del PAN en León) y me citó un día en su oficina. Me invitó
a la campaña y me pidió que participara ayudando a elaborar la plataforma
política, es decir, el programa de acción. En ese momento todavía no se
definían los candidatos que postularía Acción Nacional y estaban en el proceso
de decidirlo, sin embargo, para mi sorpresa había una verdadera guerra por
obtener las candidaturas, especialmente en los lugares en los que el PAN
pensaba ganar.
Después de los resultados de agosto, no
entendía como era posible que después del movimiento de 1991 que había llevado
a Medina al gobierno y de sus buenos resultados como gobierno, había recibido
semejante castigo electoral.
En 1991, el PAN con la ola Fox, había ganado en 12
municipios, sin embargo, muchos de los candidatos o eran panistas de última
hora, es decir, no llevaban mucho tiempo militando sino que habían salido de
las filas civiles o empresariales o eran del grupo panista contrario a algunos
de sus regidores o del Comité Municipal del PAN. Las relaciones entre los
panistas ya sea el alcalde, los regidores o el líder municipal del PAN se
habían tensado en casi todos los municipios, por un lado había diferencia de
criterios, por otro intereses (a veces no muy santos) contrapuestos y muchos
panistas se consideraban con prebendas que el alcalde (de su mismo partido) no
estaba dispuesto a darles.
El Costo de la Honestidad |
Adicionalmente, algunos alcaldes se tomaron muy en
serio su papel y eliminaron la corrupción, se decidieron a cobrar impuestos y
multas y desecharon el amiguismo y las recomendaciones de personas por parte
del partido en los puestos públicos, lo que paradójicamente irritó a muchos
panistas que pensaban que al triunfo del partido en el municipio les
correspondería un empleo bien pagado o una prebenda del Alcalde o un privilegio
por su militancia.
Ahora muchos panistas querían comportarse como los priístas
hacían en el pasado. Así, algunos alcaldes del PAN, celosos de su honradez y
consecuentes con el discurso del PAN de hacer gobiernos sin privilegios,
tuvieron logros importantes, pero se enfrentaron a sus propios compañeros
negándoles privilegios, condonaciones de multas o impuestos, provocando una
severa división al interior del partido y reclamos de la ciudadanía que estaba
acostumbrada, en el nivel municipal, a gobiernos bonachones, paternalistas y
laxos en el cumplimientos de reglamentos.
Todo esto operó en beneficio del PRI, además de
la fuerza y el dinero de las campañas federales de Zedillo, el programa de
Solidaridad que convirtió su estructura, prácticamente, en comités de campaña y
los problemas de organización en las campañas del PAN. En este contexto, la
prioridad era salvar la plaza en León que era una especie de barco insignia del
PAN a nivel nacional, cosa que no resultó nada fácil. Sin embargo, a pesar de
los problemas para conseguir un candidato para León que no provocara una
ruptura de consecuencias catastróficas y de los problemas para implementar la
campaña, muchos candidatos del PAN, se acercaron a la campaña de León para
copiar sus estrategias y su propaganda.
Un día mientras el publicista de la
campaña exponía su estrategia, llegó una mujer menudita, con una vocecita
aflautada, que comentaba en voz alta lo atinado que le parecían cada una de las
estrategias que anunciaba el publicista, me preguntaba quien era esa mujer,
cuando de pronto el candidato del PAN Luís Quirós, tomó la palabra y presentó a
esa mujer explicando que era la candidata del partido a presidenta municipal de
Celaya, su nombre era Marta Sahún Jiménez.
La verdad no le puse mucha atención, de hecho
me pareció que iba a ser muy difícil que ganara la elección, parecía tan frágil
y tan señora de sociedad, que no la imaginaba haciendo campaña en las colonias
o enfrentándose a los problemas de drogadicción que había en esa ciudad. Sin
embargo, me llamó la atención que no parecía preocuparle las limitaciones que
pudiera tener, ella estaba muy enfocada a su campaña y con la energía para
llevarla a cabo.
Después de desearle suerte, me olvide del asunto y me enfoque
en la Alcaldía de León. La campaña fue muy dura, el PRI tenía ánimos de
revancha y el PAN venía de una mala racha, pero Luís Quirós hizo una magnífica
campaña (su lema era el líder que escucha) y ganó la elección aunque con un
margen muy pequeño, apenas lo suficiente para evitar que cualquier impugnación
de la elección prosperara. Celaya se perdió.
Simultáneamente a la campaña y a mi incipiente labor
periodística, fundé una editorial, acaba de leer las interesantísimas memorias
de la ex Primer Ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher y se me ocurrió que
se podían publicar y divulgar experiencias de gobierno y estudios políticos
hechos desde los estados y municipios. Después de vivir en el DF prácticamente
toda mi vida, víctima del centralismo político e intelectual, desconocía toda
la riqueza intelectual que existe en los estados y municipios de México, así
que fundé la editorial pensando en retomar toda ese conocimiento acumulado y
promover a los autores para que sistematizaran sus conocimientos y experiencia
y las plasmaran en libros que pudiéramos difundir por todo el mundo.
Luis Quiroz: Alcalde de León 1994 |
En esta
hipótesis, además de pedirle a Ramón Muñoz que me invitara a la campaña de Luís
Quirós, le propuse que escribiera un libro en donde platicara su experiencia
como estratega del Ayuntamiento de León y contara esa historia de éxito. En esa
época, lo poco que había sobre administración municipal era básicamente
teórico, así que un libro inductivo, basado en una experiencia exitosa real,
beneficiaría a muchos funcionarios municipales, especialmente panistas que eran
nuevos en el gobierno, y académicos que podrían aprovechar ideas y experiencias
para sus propias administraciones municipales.
Después de varios meses de trabajo, finalmente
se publicó “La Voluntad de Servir” donde se plasmaba tema por tema (Seguridad
Pública, planeación urbana, etc.) las dificultades, innovaciones y éxitos de la
administración de León, área por área, de 1992 a 1994. Con ese libro, lo que
estaba buscando es transmitir la idea de que no sólo era importante ganar
elecciones, sino gobernar bien. Estaba preocupado porque en América Latina,
mucha gente estaba desilusionada con la democracia por el pésimo desempeño de
los gobierno emanados de ella, así que pensaba que publicar libros como “La
Voluntad de Servir” donde Ramón acumulaba los conocimientos y las innovaciones
desarrolladas durante una exitosa administración municipal, la consideraba mi primera
aportación, como editor, para que desde el nivel más básico de gobierno, que es
el municipio, se generara una cultura de buen gobierno y de una sana e
innovadora administración pública.
El
libro tuvo bastante éxito entre muchos funcionarios municipales y académicos
del tema, que lo han citado en muchos trabajos e investigaciones y le implicó a
Ramón muchas conferencias en diferentes partes del país. Editando libros me di
cuenta las pocas librerías que hay en México y lo poco que se lee en nuestro
país.
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