Por Bernardo León-Olea
La propuesta de López Obrador de eliminar a los plurinominales me recordó las elecciones legislativas de 1986 en Francia que perdió el entonces Presidente Francois Mitterrand del Partido Socialista y tuvo que “cohabitar” con una mayoría legislativa de los liberales que - en el sistema francés - le obligó a nombrar un Primer Ministro de diferente origen partidario.
Según Franz Oliver Giesbert Mitterrand sabía que perdería las elecciones desde 1985 porque habían perdido las municipales que se habían celebrado ese año, así que Mitterrand con ese genio político que lo caracterizaba, aprovechó la mayoría legislativa que todavía tenía para cambiar el sistema electoral y en lugar de que los diputados fueran electos por mayoría en distritos electorales, se eligieran a través de listas de representación proporcional.
La lógica de Mitterrand era que en general el sistema mayoritario puro (sin plurinominales) provoca en las democracias el bipartidismo porque la clase política sabe que sólo gana el que tiene mas votos en cada distrito, por lo que diferentes intereses se unen para integrar una candidatura que pueda ganar en lugar de dispersarse en varias candidaturas perdedoras. A la inversa el sistema plurinominal permite que, con un porcentaje mínimo (en México el 3%), los partidos políticos obtengan diputados lo cual hace innecesario que se integren intereses distintos (como en el sistema mayoritario), pueda haber muchos partidos y aún así tengan representación en el Congreso.
La cuestión era que con el sistema mayoritario los socialistas perderían muchos distritos y con ello la mayoría en la Asamblea Nacional (en el sistema mayoritario gana el candidato que tiene mas votos y los demás no obtienen nada), en cambio con el sistema proporcional (donde obtienes diputados por tu porcentaje de votación aunque no seas el que mas votos tienes), ningún partido tendría mayoría y los socialistas podrían articular coaliciones con partidos pequeños para generar una mayoría que les permitiera seguir gobernando.
No fue así, la coalición liberal obtuvo una mayoría de 291 diputados frente a los 216 de la izquierda y sus aliados y Mitterrand debió nombrar a Jaques Chirac -líder de los liberales- como Primer Ministro y éste último una de las primeras decisiones que tomó junto con la nueva mayoría de la Asamblea Nacional fue regresar al sistema de diputados de mayoría.
Giesbert reproduce el diálogo entre el Presidente Socialista y el Primer Ministro Liberal: “La vuelta al escrutinio mayoritario no provoca en el presidente más que un parpadeo. No pretende oponerse. ¿Pero por qué tanta prisa?, pregunta (Mitterrand) Es un compromiso aceptado ante los franceses -dice Chirac - Si no se cambia ahora, no se cambiará jamás.” El desenlace al término de la “cohabitación” fue que en las siguientes elecciones con escrutinio mayoritario, los socialistas obtuvieron la mayoría de los diputados y Mitterrand fue reelecto por 7 años más.
López Obrador, después de las elecciones del 6 de junio anunció que presentaría una iniciativa para eliminar a los plurinominales, bajo la premisa de que MORENA podría - en esa lógica - obtener un mayor número de diputados porque ganaría mas distritos que sus opositores. Si bien Mitterrand quería “puros plurinominales” y López Obrador quiere eliminarlos, la lógica es la misma; manipular el sistema electoral para beneficiar a su partido no mejorar la representación.
Se equivocó Mitterrand y se equivocará López Obrador y sus críticos porque las elites políticas tanto en el sistema mayoritario como en el plurinominal se organizan para no perder sus posiciones, con base en los incentivos que genera cada sistema ya sea de mayoría o de representación proporcional.
Al final del periodo de Mitterrand, Chirac fue su sucesor y se mantuvo en el poder 12 años y el sistema mayoritario sigue vigente en Francia.
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