jueves, 24 de junio de 2021

El ineludible bipartidismo: cuando la pluralidad se enfrenta con la gobernabilidad

Por Bernardo León-Olea

“… el Partido Antireeleccionista se dividirá a su vez en los dos grandes partidos que en todos los países del mundo ha representado las tendencias opuestas de la opinión: el liberal y el conservador”.

Francisco I. Madero

Independientemente de cómo se eligen a los diputados (por mayoría o por representación proporcional o una combinación de ambos) al final, en la abrumadora mayoría de los casos, las fuerzas políticas se alinean en dos grandes coaliciones para poder formar mayorías y así aprobar su programa político y sus iniciativas, la única diferencia es si estas coaliciones se hacen antes o después de las elecciones.

En Estados Unidos (sistema mayoritario), las fuerzas políticas y las minorías de todo tipo se hacen visibles en las elecciones primarias obligatorias de los partidos (donde prácticamente cualquiera puede participar), ahí presentan a sus precandidatos o se alían para fortalecer una candidatura y negociar su agenda. En Francia, todos los partidos (mas de 20) con sus candidatos se presentan a la primera vuelta, si nadie obtiene la mayoría absoluta los dos con más votación van a una segunda vuelta y en el periodo entre las dos elecciones los partidos negocian su apoyo y hacen coaliciones para ir unidos en la segunda vuelta.

Es un error pensar que en los sistemas mayoritarios el bipartidismo excluya a las minorías o a la pluralidad del país, en realidad los partidos (republicano y demócrata o los partidos en Francia) están obligados a formar coaliciones (la mayoría de las veces regionales) de muchas tendencias e intereses que respaldan a un candidato para que los represente en las elecciones y el Congreso.

En el sistema plurinominal o mixto la cuestión cambia bastante. En España todos los diputados se eligen por listas provinciales plurinominales, en Italia se elige a un tercio de sus 630 diputados en distritos electorales uninominales y dos tercios en una lista nacional plurinominal, en Alemania la mitad de sus 598 diputados se eligen por mayoría y la mitad por listas estatales plurinominales.

A diferencia del sistema mayoritario, el sistema plurinominal o mixto permite la existencia de muchos partidos que no necesitan coligarse para tener diputados ya que no tienen que ganar en un distrito sino que se reparten de acuerdo a su porcentaje de votos siempre y cuando tengan un mínimo del 3% a 5% de la votación total. Sin embargo, es muy común que ningún partido tenga mayoría en la Cámara de Diputados por lo que los partidos con más diputados están obligados a negociar y coligarse con otros partidos con representación en el Congreso para generar una mayoría.

En contraste con el sistema mayoritario donde las coaliciones se hacen antes de las elecciones (EUA) o entre la primera y la segunda vuelta (Francia), en España, Italia y Alemania las coaliciones se hacen después de las elecciones para poder hacer mayoría negociando el programa de gobierno (donde ceden propuestas de su programa y aceptan otras de los otros partidos) y  -como son gobiernos parlamentarios- negocian los cargos en el gabinete. Al final quedan dos grandes coaliciones y algunos partidos pequeños testimoniales.

De lo anterior pueden derivar dos grandes preguntas: ¿cuál sistema es más representativo de la pluralidad? ¿Cuál permite mayor gobernabilidad?

En los sistemas mayoritarios los diputados tienden a representar mejor a sus distritos porque de eso depende su reelección y la unidad de la coalición que los llevó al cargo, en general eso debilita a las burocracias de sus partidos y por tanto descentralizan las decisiones. En cambio en el sistema plurinominal o en el mixto las burocracias de los partidos son preeminentes y las decisiones tienden a centralizarse y eso obliga a los diputados a estar más atentos a la cúpula de sus partidos que a sus electores, porque de dicha cúpula depende su carrera política mucho más que de sus electores.

En suma, es falso decir que el sistema mayoritario deja de lado a las minorías y el plurinominal las representa mejor, es evidente que más partidos no significa mejor representación de la pluralidad de una sociedad (México es un ejemplo claro de eso). En ambos sistemas, por diferentes caminos se manifiesta la pluralidad de una sociedad, sin embargo en el plurinominal las burocracias tienden a ser preeminentes y centralistas, y eso disminuye la calidad democrática y la rendición de cuentas de los diputados.

Es mucho mejor el sistema mayoritario por ser más abierto, más descentralizado y genera mayor responsabilidad y rendición de cuentas. En México sería muy bueno que se eliminaran los plurinominales y que se convirtieran en uninominales, es decir 500 distritos, para que fueran más pequeños y eso facilitara la relación entre representantes y representados. Habría que decidir entra la opción de hacer obligatorias las elecciones primarias en los partidos políticos organizadas por el INE o adaptar el sistema francés de segundas vueltas. 

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