lunes, 18 de agosto de 2014

Memorias de Los Pinos XIX: El Error de Diciembre y Los Miércoles Ciudadanos

El 1 de Diciembre de 1994, Salinas le entregó el poder a Zedillo, viendo la ceremonia en la televisión, pensaba que a pesar de los enormes logros de Salinas, de alguna manera se acababa la larga y obscura noche de la ilegitimidad de Salinas, pero sin dar tregua, pensaba que Zedillo, también había ganado en unas elecciones donde los competidores no estaban en igualdad de circunstancias. No habría democracia, pensaba, hasta que el PRI no pierda las elecciones, haya alternancia y se demuestre que el pueblo, a través de las urnas pone a sus gobernantes, lo que permitirá que opere la división y el equilibrio y contrapeso entre los poderes y las instituciones, evitando la impunidad que da la concentración del poder en el presidente y los privilegios de quienes pertenecen a la clase política o son sus aliados. – Zedillo tenía que ser el último Presidente priísta – me propuse.

Observando el cambio de poderes, asumía que Zedillo sería la continuidad de Salinas, aunque se hablaba del intento de Salinas por buscar la reelección en el 2000, me parecía producto de la imaginación de los comentaristas que se la pasan inventando teorías de la conspiración – me equivoque por supuesto – así que de alguna manera, a pesar de todo, me entusiasmaba que Zedillo profundizara los cambios económicos de Salinas, para que la democracia llegara como una fruta madura, con menor pobreza y mayor bienestar económico para los mexicanos. De alguna manera, todo viento en popa.

Bajo esta hipótesis – super autocomplaciente – se planeaba el futuro del municipio de León. Invitado por Ramón para participar en la elaboración del plan de gobierno, se pensaba hacer más obra pública, promover el desarrollo económico y social, más parques y jardines, etc., en suma lograr que León fuera la primer ciudad de México en llegar a primer mundo. En eso estábamos, cuando el 20 de diciembre, en una conferencia de prensa desde la Secretaría de Hacienda, Jaime Serra Puche, a la sazón recién nombrado Secretario de Hacienda, anunció que se ampliaría la banda de flotación cambiaría, es decir, se devaluaría la moneda. El gobierno municipal estaba a unos días de tomar posesión y los planes estaban hechos para una situación de estabilidad y crecimiento económico, no para una crisis económica que nadie consideraba posible.


Unos días después, ante la brutal fuga de capitales, que provocó el anuncio de Serra Puche, el gobierno anunció que el peso se cotizaría libremente “flotaría” se dijo, y se devaluó la moneda, para el 1 de Enero de 1995, cuando Luís Quirós tomaría posesión, el peso se había devaluado más del 100% y las tasas de interés bancarias  se disparaban hasta más del 100% aumentando las deudas de las empresas y las hipotecarias a niveles impagables. Como en la época de Miguel de la Madrid. No podía creer la pesadilla que estábamos viviendo, toda mi vida, desde que tengo uso de razón mi país había vivido en crisis económica. ¿Cómo se escribiría la historia económica de mi generación? ¿Qué futuro le ofrecería a mi familia?

Una de las cosas que me había convencido de la bondad de las reformas salinistas, había sido el hecho dada la privatización de la banca y la reducción de las tazas de interés, los bancos nuevamente estaban prestando dinero a empresas y familias y era interesante ver como en León, se multiplicaban los fraccionamientos y los condominios en venta con créditos bancarios. Muchos familiares y amigos y vecinos míos, habían pedido un crédito fundamentalmente, para comprarse una casa y a pesar de los, todavía, altos intereses, al menos estaban pagando algo que un día sería completamente suyo y dejarían de rentar o podrían aspirar a una casa mejor, comprada con crédito, ya que era imposible hacerlo al contado.

Mi vecino de departamento, era un vendedor de seguros como de 50 años, que toda su vida había rentado su vivienda y durante el salinato, después de ahorrar durante toda su vida 100 mil pesos (a 3.50 cada dólar) había conseguido un crédito para comprar su departamento (que estaba frente al mío, que yo rentaba) cuyo valor alcanzaba los 250 mil pesos de esa época. Mi vecino había adelantado sus 100 mil pesos y pagaba cada mes una hipoteca adecuada a sus ingresos medios, quizás unos mil quinientos o dos mil pesos. Sin embargo, cuando llegó la devaluación de Zedillo y el tristemente célebre “error de diciembre” la hipoteca mensual de mi vecino subió, junto con las tasas de interés, a un nivel superior a sus ingresos, de tal manera que no pudo pagar y se convirtió en deudor moroso. Después de dejar de pagar varios meses (en la medida que las tasas de interés subían y subían), el banco empezó a amenazarlo con sacarlo de su casa y recurrir a la vía judicial, además de que la deuda seguía creciendo. Así que un día agobiado por las presiones. “Yo soy hombre de paz y no me gustan los pleitos, ni quiero ir a la cárcel” – me dijo un día. Así que le devolvió el departamento al banco, se fue a rentar – nuevamente – otro en una zona más barata de la ciudad y perdió los ahorros de toda su vida. 

 Lo mismo le pasó a otros que habían pedido créditos para sus empresas y negocios, que dejaron en paro a miles de trabajadores y las ventas al medio mayoreo y menudeo (de lo que vivía León) se desplomaron, la gente sin trabajo dejó de consumir y las empresas vieron caer sus ventas tanto que despidieron a los trabajadores y en muchísimos casos de plano quebraron sin poder pagar sus deudas. Evidentemente, los bancos también quebraron. Algunos, los que fueron más pacientes y aguantaron las presiones (un amigo tenía un machete en la entrada de su casa, “para usarlo si alguien se atreve a desalojarme) se beneficiaron un poco de los programas de rescate bancario, sin embargo, muchos perdieron empresas y patrimonios que habían acumulado durante toda su vida.

Por mi parte, me sentía terriblemente desilusionado, estaba seguro de que el primer mundo estaba al alcance de la mano, me sentía muy humillado y enojado ¡es increíble que los priístas hagan lo que quieran con la clase media en México y la gente siga votando por ellos! No podía estar más furioso ¡toda mi vida ha habido crisis económica porque los políticos son unos corruptos! ¿Quién es responsable de esta crisis? y ¿quién va a responsabilizarse de ella? NADIE ¡Esto se tiene que acabar ya!


 Mientras me revolvía en mi coraje, la situación en León se complicaba, siendo una ciudad donde se fabrica cuero y zapato, las deudas y la caída de las ventas había dejado cesante a miles de personas, además los negocios que vivían del consumo de la clase media quebraban uno tras otro. Un día Ramón me llamó para invitarme a trabajar con él en la Administración Municipal, Luís Quirós lo había ratificado como director de Planeación y Desarrollo y había quedado vacante el puesto de coordinador de proyectos, lo que acepté con gusto, sería una oportunidad excelente para innovar e influir, la transición democrática partiría sin duda desde el municipio.


Más allá de reflexiones filosóficas o de lo que dictaba el coraje acumulado contra la corrupción y la ineptitud de los gobiernos priístas, la situación en León era muy compleja y el municipio debía dar respuestas concretas. Así, se diseñaron programas emergentes de empleo temporal, para darle a los trabajadores una pequeña ayuda económica a cambio de hacer algún trabajo para el municipio. Por otro lado, Ramón diseñó los famosos “Miércoles Ciudadanos” que era un mecanismo directo de trato entre el ciudadano, el alcalde y los funcionarios de primer nivel. 

La idea era que los Miércoles, el Alcalde y sus directores de primer nivel, bajarían sus escritorios al patio del Palacio Municipal y atenderían directamente a la gente, resolviendo de manera más expedita sus peticiones. Sin embargo, el primer Miércoles Ciudadano, el PRI municipal difundió el rumor – obviamente falso – de que en el Miércoles Ciudadano, se repartirían despensas, por lo que miles de personas, desempleadas y muy golpeadas por la crisis llegaron al Palacio Municipal solicitando su despensa. Cuando nos dimos cuenta del asunto había más de 700 personas formadas y evidentemente, no había una sola despensa, de tal manera que se decidió, que les diéramos un vale con valor de una despensa, para que las fueran a recoger unos días después, dándonos tiempo de prepararlas. De manera emergente hicimos muchos “vales” y me puse enfrente de una enorme fila de personas, a quienes les daba un “vale” y les advertía que era un apoyo de una sola vez y que no se repetiría la semana siguiente. No podía creer los que hacía el PRI, además de causar una gravísima crisis económica, querían seguir lucrando políticamente con los efectos de la crisis que ellos mismos habían provocado.

Al final del día, el Miércoles Ciudadano, fue un éxito, mucha gente fue atendida directamente por el Alcalde, o alguno de sus directores quienes resolvieron, destrabaron o simplemente escucharon las quejas de los ciudadanos de manera directa. Desgraciadamente la mayor parte de la gente pidió un empleo, cosa que no se pudo resolver, sin embargo, el programa de empleo temporal y el desarrollo económico de León permitieron hacer una bolsa de trabajo que en el tiempo lograría colocar a muchos trabajadores en empresas o ayudaría que establecieran un micronegocio. 

Por la tarde, estábamos satisfechos, aunque preocupados; las anécdotas se sucedían, una persona le dijo al Alcalde que sólo le iba a decir que se iba a suicidar, porque había perdido todo con la crisis y no tenía para mantener a su familia, en mi caso mucha gente de la fila de las despensas, me decían que porque les iban a entregar las despensas uno o dos días después sino tenían para comer ese día. Excepto para los políticos y grandes empresarios a quienes se les avisó de la inminente devaluación y pudieron cambiar sus dólares, todas las clases estaban sufriendo muchísimo por la crisis. Me dolía mucho que mi vecino perdiera el patrimonio de toda su vida, por que no aguantaba las presiones del banco, era una excelente persona, muy trabajadora y muy amable, pero no tenía manera de ayudarlo. No tenía la impresión de que los burócratas de Hacienda, más allá de sus gráficas y ecuaciones, entendieran el dolor humano que estaban causando.


La operación del Miércoles Ciudadano, duró los tres años de la administración y – según entiendo – continua hasta la fecha, no sólo en León sino en muchísimos municipios del país, sin embargo, como Coordinador de Proyectos sólo participé en uno o dos Miércoles más y después Ramón me pidió que me dedicara a innovar proyectos de buen valor agregado para el municipio. Pasé varios días revisando la legislación, las finanzas y en general, la situación del municipio, para poder generar alguna idea innovadora, sin embargo, me daba cuenta que el municipio estaba estructuralmente muy limitado para ofrecerle más bienes públicos a los ciudadanos. En otras palabras, León había desarrollado una buena administración pública, sin embargo, todo se podía perder, si en alguna elección ganaba otro partido o incluso si ganando el mismo partido, el Alcalde le daba otro sesgo a la administración, es decir, en León era necesario no sólo desarrollar la eficacia de la administración, sino empezar a ver hacia fuera y promover cambios estructurales para ampliar la dimensión y el margen de acción de la administración municipal.

En México, los municipios tienen muchísimas limitaciones, en primer lugar, el artículo 115 Constitucional, no distingue entre municipios rurales, urbanos, mixtos, conurbados, etc., por lo que obliga a todos a organizarse de la misma manera, por lo que esa estructura es muy limitada para algunos municipios urbanos y exagerada para otros municipios rurales (en Guanajuato había un municipio que tenía más de 600 comunidades), en segundo lugar, los miembros del Ayuntamiento, son electos por lista y no representan una colonia o una comunidad en específico, así que son designados según la “grilla” que hayan hecho en su partido y es muy baja o nula la representatividad que tienen. En tercer lugar, ni Alcalde, ni los regidores o síndicos, podían ser reelectos para el periodo inmediato, de tal manera que cada tres años los partidos improvisan líderes para que los gobiernen en muchos casos sin ninguna experiencia y por lo mismo los planes y programas de obra y desarrollo tienen una visión muy corta, el desorden urbano de las ciudades de México se le debe en gran parte a esta limitación constitucional. 


Adicionalmente, en la medida que los miembros del ayuntamiento duran sólo tres años, el "amiguísimo" y el “compadrazgo” son muy comunes, los Alcaldes, Síndicos y Regidores reciben cuotas de “amiguismo” para darle “chamba” o alguna prebenda a sus amigos o socios, políticos  o de negocios, y en muchos municipios se desarrolla una “política de saqueo” básicamente, porque independientemente de su buena o mala actuación, se van a ir en tres años. La ausencia de un servicio profesional de carrera, permite que la gerencia pública municipal sea amateur, mal preparada y por lo mismo, en muchos casos, extremadamente corrupta.

En este contexto, sin funcionarios profesionalizados, no tienen la infraestructura jurídica, administrativa ni técnica para recaudar impuestos eficazmente y dependen casi en su totalidad de las participaciones y de los programas federales y estatales, lo que en la práctica limita su autonomía. A mediados de los noventa, de cada peso recaudado menos de cuatro centavos eran para los municipios y su margen de actuación se limitaba a pagar sueldos y a hacer pequeñas obras en diferentes partes del municipio o a hacer obras de “relumbrón” muchas veces innecesarias, para fortalecer la imagen del Alcalde en turno. Por si fuera poco, su capacidad de endeudamiento está limitada, por lo corto del periodo municipal ya que ningún alcalde quiere heredar deudas del anterior y limitar su capacidad de hacer obra y porque no tienen en muchas ocasiones los funcionarios, expertos en finanzas que puedan manejar correctamente los ingresos y egresos municipales.


En suma, después de revisar la situación del municipio de León, me di cuenta que la debilidad estructural de las administraciones municipales, impide que desarrollen proyectos de mayor alcance y ofrezcan servicios municipales de calidad ya sea en la seguridad pública, como en la urbanización o el desarrollo económico y social. Sabiendo esto, me preocupaba, que reformar al municipio, no se podía hacer desde el municipio, sino que había que pelear en el Congreso del Estado y en el Constituyente Permanente, para que se eliminaran las restricciones estructurales que impedían que la administración municipal de León y en general la de todos los municipios se desarrollaran plenamente. 

Pensando en esto desarrollé un proyecto para el Alcalde, que estructuraba una estrategia de cabildeo a nivel estatal y nacional con el fin de lograr que se modificara el artículo 115 Constitucional, la Ley Orgánica Municipal para el Estado de Guanajuato, se creara la Ley del Servicio Profesional de Carrera para los Municipios de Guanajuato y se modificara la Ley de Deuda Pública del Estado, de tal manera que el municipio saliera de su encierro, para modificar a nivel nacional y estatal, las causas de su atraso y así aportar como nivel básico de gobierno, su contribución al desarrollo del país.



Trabajé muchos días en el proyecto, una vez concluido se lo llevé a Ramón para su aprobación o modificación, sin embargo, no me hizo mucho caso. En esos días, una vez que Salinas había dejado el poder, el gobernador Carlos Medina y el Congreso del Estado acordaron convocar a las elecciones, largamente esperadas para gobernador, el interinato de Medina se había alargado lo suficiente para impedir que Salinas y Fox se cruzaran en el camino sin embargo, ya no había restricciones para regularizar el gobierno de Guanajuato. 



Cuando se convocó a elecciones Fox salió de su huelga política (que nunca fue tal) y el PAN lo postuló como candidato obvio a la gubernatura (pese a que se rumoreaba y Adolfo Aguilar Zínser lo confirmó en su libro “Vamos a Ganar” que Fox había estado dispuesto a apoyar a Cárdenas en el 94 – y no a Diego – a cambio de la Secretaría de Agricultura, sin embargo, el desempeño de Diego en el debate hizo a Fox cambiar de opinión y permaneciera en el PAN). 

Fox a su vez, nombró como coordinador de campaña a Fermín Salcedo, que no era muy bien visto por ciertos miembros de la cúpula del PAN, debido a algunos artículos periodísticos muy críticos en contra de Medina y el gobierno panista, así que Fox pidió que le sugirieran a otra persona con capacidad y que el PAN aceptara, así que propusieron a Ramón Muñoz. Al principio, Ramón aceptó el cargo, sin embargo, señaló que sería de tiempo parcial porque quería cumplir su compromiso en León, pero evidentemente, esto fue imposible y eventualmente se integró a la campaña de tiempo completo, por eso no pudo ver el proyecto de cabildeo municipal que había preparado. Sin embargo, me pidió que le ayudara trabajando varias partes de la plataforma política que utilizaría Fox en su campaña y así lo hice, para mi frustración, el proyecto de cabildeo municipal, quedaría para mejor ocasión.

domingo, 10 de agosto de 2014

Memoria de Los Pinos XVIII: No todo lo que brilla es Oro

En otro plano, en Guanajuato, después de las elecciones de julio, se celebrarían elecciones para Presidentes Municipales en diciembre. En julio, a la par de las elecciones federales, se habían elegido diputados locales y el PAN había sufrido una derrota tan espectacular como bochornosa, la primera elección después de la llamada “concertacesión” de 1991, donde el PAN que gobernaba Guanajuato, debía haber demostrado su fuerza y justificado la caída de Ramón Aguirre, fue un fracaso, el PAN perdió 12 de 13 distritos federales y 17 de 18 distritos locales.

Después de la abrumadora derrota de agosto, decidí acercarme a las campañas de alcaldes y cooperar con el PAN para que no se fuera a perder la Presidencia Municipal de León que había sido un gobierno excelente. Le llamé a Ramón Muñoz para ofrecerle mi apoyo (el coordinaría en la práctica la campaña del PAN en León) y me citó un día en su oficina. Me invitó a la campaña y me pidió que participara ayudando a elaborar la plataforma política, es decir, el programa de acción. En ese momento todavía no se definían los candidatos que postularía Acción Nacional y estaban en el proceso de decidirlo, sin embargo, para mi sorpresa había una verdadera guerra por obtener las candidaturas, especialmente en los lugares en los que el PAN pensaba ganar.

Después de los resultados de agosto, no entendía como era posible que después del movimiento de 1991 que había llevado a Medina al gobierno y de sus buenos resultados como gobierno, había recibido semejante castigo electoral. 

En 1991, el PAN con la ola Fox, había ganado en 12 municipios, sin embargo, muchos de los candidatos o eran panistas de última hora, es decir, no llevaban mucho tiempo militando sino que habían salido de las filas civiles o empresariales o eran del grupo panista contrario a algunos de sus regidores o del Comité Municipal del PAN. Las relaciones entre los panistas ya sea el alcalde, los regidores o el líder municipal del PAN se habían tensado en casi todos los municipios, por un lado había diferencia de criterios, por otro intereses (a veces no muy santos) contrapuestos y muchos panistas se consideraban con prebendas que el alcalde (de su mismo partido) no estaba dispuesto a darles. 
El Costo de la Honestidad

Adicionalmente, algunos alcaldes se tomaron muy en serio su papel y eliminaron la corrupción, se decidieron a cobrar impuestos y multas y desecharon el amiguismo y las recomendaciones de personas por parte del partido en los puestos públicos, lo que paradójicamente irritó a muchos panistas que pensaban que al triunfo del partido en el municipio les correspondería un empleo bien pagado o una prebenda del Alcalde o un privilegio por su militancia. 

Ahora muchos panistas querían comportarse como los priístas hacían en el pasado. Así, algunos alcaldes del PAN, celosos de su honradez y consecuentes con el discurso del PAN de hacer gobiernos sin privilegios, tuvieron logros importantes, pero se enfrentaron a sus propios compañeros negándoles privilegios, condonaciones de multas o impuestos, provocando una severa división al interior del partido y reclamos de la ciudadanía que estaba acostumbrada, en el nivel municipal, a gobiernos bonachones, paternalistas y laxos en el cumplimientos de reglamentos.

Todo esto operó en beneficio del PRI, además de la fuerza y el dinero de las campañas federales de Zedillo, el programa de Solidaridad que convirtió su estructura, prácticamente, en comités de campaña y los problemas de organización en las campañas del PAN. En este contexto, la prioridad era salvar la plaza en León que era una especie de barco insignia del PAN a nivel nacional, cosa que no resultó nada fácil. Sin embargo, a pesar de los problemas para conseguir un candidato para León que no provocara una ruptura de consecuencias catastróficas y de los problemas para implementar la campaña, muchos candidatos del PAN, se acercaron a la campaña de León para copiar sus estrategias y su propaganda. 

Un día mientras el publicista de la campaña exponía su estrategia, llegó una mujer menudita, con una vocecita aflautada, que comentaba en voz alta lo atinado que le parecían cada una de las estrategias que anunciaba el publicista, me preguntaba quien era esa mujer, cuando de pronto el candidato del PAN Luís Quirós, tomó la palabra y presentó a esa mujer explicando que era la candidata del partido a presidenta municipal de Celaya, su nombre era Marta Sahún Jiménez.

La verdad no le puse mucha atención, de hecho me pareció que iba a ser muy difícil que ganara la elección, parecía tan frágil y tan señora de sociedad, que no la imaginaba haciendo campaña en las colonias o enfrentándose a los problemas de drogadicción que había en esa ciudad. Sin embargo, me llamó la atención que no parecía preocuparle las limitaciones que pudiera tener, ella estaba muy enfocada a su campaña y con la energía para llevarla a cabo. 

Después de desearle suerte, me olvide del asunto y me enfoque en la Alcaldía de León. La campaña fue muy dura, el PRI tenía ánimos de revancha y el PAN venía de una mala racha, pero Luís Quirós hizo una magnífica campaña (su lema era el líder que escucha) y ganó la elección aunque con un margen muy pequeño, apenas lo suficiente para evitar que cualquier impugnación de la elección prosperara. Celaya se perdió.

Simultáneamente a la campaña y a mi incipiente labor periodística, fundé una editorial, acaba de leer las interesantísimas memorias de la ex Primer Ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher y se me ocurrió que se podían publicar y divulgar experiencias de gobierno y estudios políticos hechos desde los estados y municipios. Después de vivir en el DF prácticamente toda mi vida, víctima del centralismo político e intelectual, desconocía toda la riqueza intelectual que existe en los estados y municipios de México, así que fundé la editorial pensando en retomar toda ese conocimiento acumulado y promover a los autores para que sistematizaran sus conocimientos y experiencia y las plasmaran en libros que pudiéramos difundir por todo el mundo. 
Luis Quiroz: Alcalde de León 1994

En esta hipótesis, además de pedirle a Ramón Muñoz que me invitara a la campaña de Luís Quirós, le propuse que escribiera un libro en donde platicara su experiencia como estratega del Ayuntamiento de León y contara esa historia de éxito. En esa época, lo poco que había sobre administración municipal era básicamente teórico, así que un libro inductivo, basado en una experiencia exitosa real, beneficiaría a muchos funcionarios municipales, especialmente panistas que eran nuevos en el gobierno, y académicos que podrían aprovechar ideas y experiencias para sus propias administraciones municipales.



Después de varios meses de trabajo, finalmente se publicó “La Voluntad de Servir” donde se plasmaba tema por tema (Seguridad Pública, planeación urbana, etc.) las dificultades, innovaciones y éxitos de la administración de León, área por área, de 1992 a 1994. Con ese libro, lo que estaba buscando es transmitir la idea de que no sólo era importante ganar elecciones, sino gobernar bien. Estaba preocupado porque en América Latina, mucha gente estaba desilusionada con la democracia por el pésimo desempeño de los gobierno emanados de ella, así que pensaba que publicar libros como “La Voluntad de Servir” donde Ramón acumulaba los conocimientos y las innovaciones desarrolladas durante una exitosa administración municipal, la consideraba mi primera aportación, como editor, para que desde el nivel más básico de gobierno, que es el municipio, se generara una cultura de buen gobierno y de una sana e innovadora administración pública.  

El libro tuvo bastante éxito entre muchos funcionarios municipales y académicos del tema, que lo han citado en muchos trabajos e investigaciones y le implicó a Ramón muchas conferencias en diferentes partes del país. Editando libros me di cuenta las pocas librerías que hay en México y lo poco que se lee en nuestro país.

lunes, 4 de agosto de 2014

Memorias de Los Pinos XVII: 1994...

Observando lo que sucedía en Guanajuato en particular y a nivel nacional, tenía mucho material para reseñar en mi revista (El Guanajuatense) y en una colaboración que publicaba con cierta frecuencia en el periódico El Nacional de Guanajuato (que siendo del gobierno me dejaba publicar lo que yo escribiera sin ninguna censura) criticaba al priísmo dinosáurico que había en Guanajuato, analizaba los procesos electorales y defendía las reformas económicas de Salinas, bajo la premisa de que eran reformas saludables provenientes de un gobierno autoritario que debía desaparecer y proponía ideas para modernizar al país como la necesaria reelección legislativa y de alcaldes y miembros del ayuntamiento.

Haciendo algo de labor periodística y editorial, viajaba mucho a México y aprovechaba para asistir a las sesiones de la Cámara de Diputados donde se discutían las reformas y políticas del salinismo, me tocó ver, por ejemplo, cuando Diego Fernández de Cevallos negociaba con Fox enfrente de los medios de comunicación para decirle que no había logrado eliminar el transitorio de la reforma electoral que le impedía postularse – en beneficio de la candidatura de Fernández de Cevallos – pero que si él (Fox) lo decidía no aceptaría el transitorio, aunque eso echara para abajo toda la reforma, a lo que Fox respondía que siguiera la reforma para adelante, lo que provocó su famosa huelga política de 1994. 

Adalberto Rosas


Javier Livas
A finales de 1993, los partidos designaron a sus candidatos, Diego Fernández de Cevallos postulado por el PAN, había dejado en el camino a Adalberto Rosas el mítico candidato a gobernador de Sonora en 1985 que había sido víctima de un grave fraude electoral sin que pudiera defender su triunfo y Javier Livas hijo de un gobernador priísta de Nuevo León que había ingresado al PAN y que luego sería expulsado de manera muy deshonrosa para el partido azul. 

Luís Donaldo Colosio por el PRI que dejó en el camino (aunque en realidad Salinas fue quien lo dejó en el camino) a Manuel Camacho, previo “berrinche” de éste último y Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD que dado que la legislación electoral no permitía las candidaturas comunes, ni las coaliciones iría sólo por el PRD, lo que a su vez permitió seis candidaturas presidenciales más, Cecilia Soto por el PT, Jorge González Torres por el Verde, Rafael Aguilar Talamentes por el PFCRN, Marcela Lombardo por el PPS, Alvaro Treviño por el PARM y Pablo Emilio Madero (ex candidato del PAN a la presidencia en 82 y que había renunciado al partido) por el PDM.


 Una vez decididas las candidaturas y aprobado el TLC, concluyó el año y me fui a Morelia a pasar el fin de año con mi madre. 

Todo estaba muy tranquilo, pero en la mañana del 1 de enero de 1994 (cuando el TLC entraría en vigor), prendí la televisión un poco adormilado, cuando de pronto ví un canal de noticias (creo que era el Canal 40) que sólo transmitía notas escritas, sin locutores ni imágenes, sólo texto, donde decía que un grupo armado había tomado San Cristóbal de las Casas en Chiapas. Sin entender bien la nota, esperé a que la volvieran a pasar una y otra vez y de nuevo decía lo mismo sin mayor explicación. Después compré un periódico local que explicaba mejor la noticia (pienso que eso fue el día 2) y lo que estaba pasando con el zapatismo, quedé absolutamente estupefacto, como dice Enrique Krauze, no había palabras en el diccionario para explicar la sorpresa con la que recibí la noticia. Sin embargo, sabiendo la gravedad de los problemas de injusticia que había en México, en el fondo pensaba que no debía sorprenderme tanto. Por otro lado, meditaba que el bienestar que podían proporcionar el TLC y las reformas salinistas, llegarían demasiado tarde y el levantamiento zapatista que no sabía de que dimensiones era podía echar para atrás el proceso modernizador y lo más grave…la transición a la democracia que yo veía acercarse. ¡Qué mala suerte! Pensaba – es más fácil transitar a la democracia por la vía de la estabilidad política y económica, será más difícil si hay un conflicto armado que a su vez pueda desestabilizar la economía.

 
Publiqué en mi revista algunos análisis sobre el problema de Chiapas, tratando de entender aunque se que es polémico el asunto, entendía la situación de marginación histórica de los indígenas de Chiapas, pero no me podía imaginar su futuro (promisorio), sin que se subieran al barco de la modernidad, me preguntaba de donde obtendrían ingresos suficientes para sus familias sino tenían una agricultura moderna y productiva u otro negocio, ¿cómo podrían mantener su forma de vida y al mismo tiempo salir de la pobreza sin la ayuda – o quizás un poco más que sólo ayuda – del gobierno? Entendía su reclamo, pero nunca me quedó claro, cual era la solución que proponían. ¿Renunciar al TLC? ¿Revertir la reforma la 27 constitucional? 

Para mí, la pobreza es producto de un sistema de justicia injusto donde no todos somos iguales ante la ley y por ello hay privilegios que generan impunidad y prepotencia. Entiendo que la lucha contra la pobreza empieza en un sistema de justicia que elimine privilegios y ese ha sido mi lema desde siempre, pero en el caso de los zapatístas la pregunta que me hacía es cómo integrarlos al México moderno, no cómo mantenerlos en una especie aislamiento, para que preservaran su cultura, que por lo demás tiene elementos de una gran riqueza, pero también tiene graves atrasos, especialmente en los derechos de las mujeres. El discurso del Subcomandante Marcos, fue un poco decepcionante para mí, no era nada moderno, compasivo, pero atrasado, parafraseando a John Womack era la historia de un grupo de campesinos que no quería cambiar y para eso organizaron una – pequeña – revolución.

La historia es bastante conocida, cuando todo mundo estaba distraído con el asunto de Chiapas y el regreso triunfal de Camacho a las primeras planas por su negociación de la paz, en marzo, mataron a Colosio en Tijuana, rodeado de toda clase de rumores, recuerdo que a pesar de que el PRI nunca ha sido santo de mi devoción, estaba consternado por la noticia, sentado en la sala de mi departamento en León, miré la televisión por horas y horas, como si el sólo hecho de ver los noticieros, hiciera revivir al candidato del PRI. Las contradicciones y las ambiciones del salinismo habían hecho crisis y más allá de lo que pensara hacer Colosio cuando fuera Presidente (que sin duda lo hubiera sido) como decía Juan María Alponte en sus clases, “éticamente es imposible alcanzar fines nobles, por medios viciados”. Se había acabado el salinismo cuyos métodos fueron muy viciados, de los fines… sería especular.

La diferencia entre la campaña de 88 y la de 94, era muy notoria, las premisas eran muy distintas para mí, ahora Cárdenas no tenía la menor oportunidad de ganar, las plazas que llenaba no se reflejaban en las encuestas y por lo menos yo no sentía la emoción de seis años antes. Su discurso, me sonaba a un rumor de un pasado que no volvería, se oponía a la apertura comercial, a las privatizaciones, a las reformas del campo, en esa época Cárdenas me parecía una versión del Presidente Echeverría, ahora estaba fuera de tiempo. 

Por su parte, Diego Fernández de Cevallos iba tomando fuerza y su discurso era más moderno, aunque me parecía muy arrogante y me llamaba la atención que presumiera su amistad con Fernando Gutiérrez Barrios (ex Secretario de Gobernación de Salinas) combinaba dos cosas que me gustaban, por un lado apoyaba las reformas de Salinas y por el otro, señalaba con toda claridad que para concluir la modernización de México faltaba el ingrediente democrático. Eso es lo que yo pensaba, concluir la transición, imposible echar para atrás lo bueno que se había logrado en el salinismo, pero sin democracia (es decir, equilibrios y contrapesos en el ejercicio del poder) sería una Perestroika, pero no una Glasnots, ni una Demokratzia como quería Gorvachov, es decir, la reforma económica lo único que hacía es hacer más competitivo al país en un mundo que estaba cambiando, económica y políticamente. 

A partir de la Caída del Muro, los países del Este serían nuestros competidores, en Europa Occidental llevaban 10 años haciendo reformas como la de Salinas, desde Tatcher en el lado conservador hasta Miterrand y Felipe González en la izquierda. Las reformas de Salinas sólo nos ponían al día en materia económica, sin embargo, su elección fraudulenta en 88 y su reforma electoral que permitió al PRI tener una mayoría de más el 60% en la Cámara de Diputados y casi la totalidad del Senado, no permitían la transparencia (Glasnots), ni mucho menos la democracia, es decir los equilibrios y contrapesos al poder, que nunca llegaron. Ahí se perdió Salinas, como dijo Lord Acton “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” ¿Quién equilibraba el poder de Salinas? ¿Qué organismo realmente independiente y con facultades lo haría rendir cuentas de su gestión? ¿La Secretaría de la Contraloría cuyo titular el había designado? ¿La contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados, donde el PRI tenía mayoría calificada? Para mí, Fernández de Cevallos tenía razón faltaba el ingrediente democrático.

EL PRI designó a Ernesto Zedillo como sustituto de Colosio y la campaña continuó, sin embargo, la transición democrática daría un paso muy interesante, el PRI aceptó un debate entre su candidato y los candidatos del PAN y del PRD, algo que nunca se había visto antes, ni siquiera se pensaba. No puedo imaginar al candidato López Mateos debatiendo con Don Luís Álvarez o a Clouthier debatiendo con Salinas, quizás la historia hubiera sido muy diferente pero no había apertura de ninguna especie. Sin embargo, después de 88, Zedillo tuvo que debatir y perdió, Diego Fernández lo demolió en el debate (donde por cierto, creo que yo estaba más nervioso frente al televisor que Diego en el debate) y subió increíblemente en las encuestas. Yo pensé que ahora sí, el PAN ganaría las elecciones y el PRI no se podría oponer, la bola de nieve que Diego había desatado en el debate no la pararía nadie – pensé. Pero, me equivoqué, Diego desapareció después del debate y cayó de nuevo en las encuestas cediéndole el triunfo, en una campaña extremadamente inequitativa a Zedillo.


Se dieron muchas explicaciones de la desaparición de Diego, algunas personas me dijeron que se había propuesto un debate económico y Fernández de Cevallos se había retirado para prepararse, aunque el debate económico nunca se dio, ni se denunció su ausencia. Otros me contaron que Luis Correa Mena, que era alcalde de Mérida y que se distingue por su corpulencia, lo abrazó tan fuerte después del debate que le rompió algunas cotillas que le impidieron continuar con la campaña. Otros me aseguraron que lo habían comprado para que debilitara su campaña y dejara ganar a Zedillo. Cada uno que me contaba estas historias lo aseguraba determinantemente. La realidad no la sé, siempre quedara la duda...

Como era de esperarse, Zedillo ganó la elección en una campaña espectacularmente desigual en todos sentidos, los dados estaban cargados al candidato del PRI y no había duda de que todavía México no había transitado a la democracia. Ese año de 1994, va quedar en la historia como un año de ignominia para México. A pesar del levantamiento zapatista, apenas el 1 de enero y paralelamente la entrada en vigor del TLC, el homicidio de Colosio en marzo y el inusitado debate presidencial de mayo, después de las elecciones todavía habría nuevas sorpresas para los mexicanos, como el homicidio de Francisco Ruíz Massieu que sería el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados y que además era ex cuñado del Presidente Salinas, pero sobretodo el llamado “error de diciembre”.


Durante 1994, seguí de cerca los acontecimientos políticos, tanto a nivel local, como nacional y global. Escribía mis reflexiones en mi revista (donde con diferentes seudónimos escribía casi todos los artículos) y en el periódico y las discutía acaloradamente casi con cualquier persona que lo deseara, básicamente defendía la idea de que el mundo de la globalización presentaba nuevos retos económicos, que no se podían solucionar con los métodos del pasado estatista, nacionalista y autárquico que había vivido México por lo que me parecía que las reformas y políticas de Salinas, aunque incompletas y monopólicas, no eran las correctas, pero iban por el camino correcto, además consideraba que México no era una democracia, pero que dada las estabilidad que había logrado Salinas y su gobierno, México estaba en inmejorable situación para que durante el gobierno de Zedillo se transitara finalmente a la democracia en un marco de estabilidad y crecimiento económicos.


Pensaba que si Zedillo se sostenía seis años sin crisis económicas, la pobreza disminuiría y la democracia florecería. Pensando en la transición española de los años setenta y ochenta, me gustaba pensar, que el bienestar económico permitiría una democracia que transformaría a México en una potencia mundial que trascendería sus taras domésticas para empezar a influir en el destino de la humanidad. Soñar nunca a costado nada, excepto el precio de la desilusión.

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