En efecto, en las elecciones de 1991, Fox se
había postulado para gobernador de Guanajuato, enfrentándose al ex Regente de
la Ciudad de México en la época de Miguel de la Madrid, Ramón Aguirre y a la
curiosa candidatura de Porfirio Muñoz Ledo. Después de una intesísima campaña,
el PRI volvió a las andadas perpetrando un espectacular fraude electoral donde
Ramón Aguirre derrotaba a Fox, la historia es bien conocida y los protagonistas
la han contado con precisión. La protesta en Guanajuato fue tan grande que
trascendió las fronteras, Salinas le ordenó a Ramón Aguirre renunciar a la
gubernatura, se negoció (se concertacesionó diría Muñoz Ledo) un interinato
(que no lo fue tanto porque duro casi cuatro años) que presidiría el Alcalde de
León, Carlos Medina Plascencia y en una sesión, casi clandestina del Congreso
Local, a altas horas de la noche, con los diputados apenas necesarios para
lograr el cuorum , nombraron a Carlos Medina, gobernador interino de
Guanajuato.
La idea original del interinato era promover
una reforma electoral y después convocar a elecciones extraordinarias, sin
embargo, el interinato se alargó, de tal manera que Fox no pudiera postularse
siendo Presidente Salinas de Gortari, lo que debió haber lastimado a Fox y
efectivamente violó sus derechos políticos alargando las negociaciones de la
reforma electoral.
Durante el vuelo pensaba, sentado junto a Fox, tratando de acomodarme en el estrecho asiento de clase
turista que se hacía más estrecho por el tamaño del futuro Presidente, que, sin duda, algún día sería gobernador. No
me pasó por la cabeza decirle que algún día sería presidente, se veía tan sólo
ahí sentado, quizás hasta un poco amargado, no parecía de humor para una
platica de avión, cuando llegó al aeropuerto nadie se le acercaba pero mucha
gente se le quedaba viendo, parecía una especie de vaquero enfrentando una
lucha en solitario, sin embargo, aún así quise solidarisarme con él y desearle
suerte, sólo pasarían tres años más para que mis buenos deseos se volvieran
realidad.
Presidente Municipal
de todos los Mexicanos…
Llegué a Guanajuato en Febrero de 1992, unos
meses antes, como resultado del fraude electoral que había cometido el PRI y de
las protestas posteriores, el Congreso del Estado nombró como Gobernador
Interino al, entonces, Alcalde panista de León, Carlos Medina, cuando supe la
noticia, lo único en los que podía pensar era en como poder trabajar en ese
gobierno, pensaba entonces, que la transición democrática sería paulatina,
primero en los municipios, luego en los estados y el Congreso y finalmente en
la Presidencia por ello la única posibilidad de derrotar al PRI sería colaborar
para que los gobiernos de la democracia fueran exitosos, me entusiasmaba pensar
¿cómo se sentiría trabajar en un gobierno que no fuera priísta? Era, el segundo
Gobernador panista y mi oportunidad de participar en un gobierno que fuera
punta de lanza de la transición democrática en México, sin embargo, a pesar de
mi entusiasmo, no tenía la menor idea de cómo acercarme al gobierno de Medina
pero yo quería estar ahí.
No cabe duda que Dios opera de maneras misteriosas, un día providencialmente, me encontré a un buen amigo (que tenía años de no ver) en una misa de aniversario de la muerte de mi padre, el había ido a esa misa por otras razones (la esposa de otro amigo de esa época había muerto en un accidente y esa era también su misa) platicando con él sin poner mucha atención en la celebración, le pregunté en que trabajaba y para mi sorpresa me contesto que ¡en el gobierno panista de Carlos Medina Plascencia en Guanajuato! ¡Queeeeeeeee! Sin pensarlo dos veces, le pregunté si no habría un empleo para mí, en ese gobierno (me imaginaba que un gobierno organizado a toda velocidad necesitaría panistas para cubrir espacios antes ocupados por priístas) para mi felicidad me dijo que si y me ofreció que le hablara para hacer una cita en Guanajuato y platicar del tema.
No cabe duda que Dios opera de maneras misteriosas, un día providencialmente, me encontré a un buen amigo (que tenía años de no ver) en una misa de aniversario de la muerte de mi padre, el había ido a esa misa por otras razones (la esposa de otro amigo de esa época había muerto en un accidente y esa era también su misa) platicando con él sin poner mucha atención en la celebración, le pregunté en que trabajaba y para mi sorpresa me contesto que ¡en el gobierno panista de Carlos Medina Plascencia en Guanajuato! ¡Queeeeeeeee! Sin pensarlo dos veces, le pregunté si no habría un empleo para mí, en ese gobierno (me imaginaba que un gobierno organizado a toda velocidad necesitaría panistas para cubrir espacios antes ocupados por priístas) para mi felicidad me dijo que si y me ofreció que le hablara para hacer una cita en Guanajuato y platicar del tema.
Carlos Gadsden |
Tenía noticia desde mucho tiempo antes, que los
gobiernos más débiles de México eran los municipales, a pesar del papel que les
otorgaba el artículo 115 constitucional y de la reforma de 1983 que los
fortaleció, el estado de los municipios era deplorable. Sin embargo, no es lo
mismo estudiarlo que vivirlo, la falta de reelección impedía que las
administraciones municipales pudieran fortalecerse y retener sus liderazgos,
además de que en un periodo de tres años podían hacer pocas cosas estaban
incentivados a hacer obras de corto plazo, que le dieran identidad a cada
Presidente Municipal, pero que aportaban poco al desarrollo urbano y rural de
los municipios. Muchos pueblos y ciudades de México estaban llenos de
monumentos, lienzos charros y pequeñas obras elaboradas sin articular un
proceso de desarrollo para plazos mayores a tres años y la mayoría de las
ciudades y pueblos con un enorme crecimiento demográfico son un desastre urbano.
Por si fuera poco, tampoco en los municipios había un servicio profesional de
carrera, por lo que los principales puestos de los ayuntamientos tenían una
alta rotación y más bien eran utilizados (al estilo de las encomiendas
virreinales) como botín político. Derivado de esta situación, la administración
de servicios municipales era muy deficiente y con un alcance muy limitado y la
recaudación de impuestos municipales era infinitamente pequeña. Los palacios
municipales eran casas saqueadas, cada trienio la arcas de los municipios
estaban vacían, la rendición de cuentas era mínima y sujeta a alianzas
políticas y con el aumento de la población, los asentamientos irregulares
crecían casi paralelamente con la inseguridad pública.
En la mayoría de los casos, la corrupción de
los alcaldes y miembros del ayuntamiento, la escasa o nula preparación de los
funcionarios municipales y la falta de enfoque de todos ellos (el enfoque
estaba en ver como medraban de puesto los tres años que lo iban a ocupar)
provocaba que el desarrollo económico y la atracción de inversiones fuera muy
baja o nula, en el mejor de los casos promovida por el gobierno del estado o
por las propias empresas que necesitaba estar ahí, por los recursos naturales
que podían proveer ese municipio. Esta falta de desarrollo económico y el
crecimiento demográfico, generaba un alto desempleo y falta de oportunidades,
así que, en algunos pueblos y comunidades, la mayoría de los hombres,
especialmente los jóvenes, estaban en Estados Unidos como “mojados” o listos
para partir. El único negocio importante en esos municipios era la casa de
cambio que distribuía, previa comisión, las remesas de los familiares ausentes.
Evidentemente algunos municipios estaban mejor
que otros, las grandes ciudades como, León, Irapuato, Salamanca o Celaya, etc.,
estaban mejor organizadas, sin embargo, todas sufrían de la misma situación
algunas por la descontrolada corrupción u otras por la impericia de sus
funcionarios, otras por la escases de recursos financieros, la falta de planeación
urbana, o por la inseguridad o de plano por una combinación de todas estas. En
ningún lugar, se hacen tan evidentes los efectos del centralismo y de la
disfuncionalidad del sistema político mexicano que en los municipios, tanto en los grandes, como en los medianos y pequeños, ninguno se salva.
En este contexto, la premisa de Carlos Medina y
de Carlos Gadsden, era buscar la reforma administrativa de los municipios, para
mejorar con procesos administrativos innovadores, su gestión gubernamental. Mi
tarea en Ocampo, Pénjamo y San Felipe, sería convencer a los alcaldes de hacer
una planeación estratégica de su periodo gubernamental facilitando ese proceso,
fortalecer sus procesos administrativos, especialmente en las áreas donde se
recaudan impuestos (que eran casi inexistentes) y facilitarles los procesos de
liberación de recursos para obras públicas que debía darles el gobierno del
estado. La tarea no parecía muy difícil, sin embargo, mis conocimientos sobre
planeación estratégica o reingeniería eran prácticamente nulos, así que Gadsden
contrató a un consultor para que nos asesorara y capacitara en esa y otras
materias similares para atender adecuadamente a los municipios. Ese consultor
tenía fama de haber cambiado la administración municipal de León, introduciendo
métodos de gerencia aplicados en la iniciativa privada, a la administración
pública y que había desarrollado una filosofía y técnicas propias que habían
revolucionado al municipio de León.
Palacio Municipal de León |
Conocí a Ramón Muñoz, cuando llegó al CEDEM
para asesorarnos y capacitarnos en administración estratégica, y todas estas
técnicas y estrategias de managment con el fin de dar un buen servicio a los
municipios que atendíamos, el famoso consultor era él y no me decepcionó cuando
lo conocí. Aunque jamás había estado expuesto a la cultura del desarrollo
organizacional, la reingeniería, la calidad, ni nada de eso, de hecho en algún
momento me habían parecido nada más que “charlatanerías”, me sorprendió
muchísimo lo innovador de sus ideas y su personalidad sencilla (a cada rato
utilizaba dichos rancheros para esclarecer algún punto) y la energía y el
entusiasmo que transmitía en su explicaciones, en medio de una cultura bastante
pesimista, burocrática-inercial y perdedora que había en la administración
pública,
Ramón inyectaba entusiasmo y advertía que, frente a la idea de que es muy difícil que las cosas cambien, él ofrecía una alternativa innovadora que estimulaba mi imaginación ¿Cuánto podrían cambiar las administraciones municipales de Guanajuato si implementaran estas nuevas ideas? ¿Cuánto se optimizaría el funcionamiento de las administraciones municipales con una nueva estrategia de gerencia? ¿Cómo, incluso, cambiaría el lenguaje y la concepción que tenían los alcaldes de su administración, si visualizaran las perspectivas que les abrían estas nuevas técnicas? No podía esperar para llevar estas ideas a los municipios que me tocaban.
Ramón inyectaba entusiasmo y advertía que, frente a la idea de que es muy difícil que las cosas cambien, él ofrecía una alternativa innovadora que estimulaba mi imaginación ¿Cuánto podrían cambiar las administraciones municipales de Guanajuato si implementaran estas nuevas ideas? ¿Cuánto se optimizaría el funcionamiento de las administraciones municipales con una nueva estrategia de gerencia? ¿Cómo, incluso, cambiaría el lenguaje y la concepción que tenían los alcaldes de su administración, si visualizaran las perspectivas que les abrían estas nuevas técnicas? No podía esperar para llevar estas ideas a los municipios que me tocaban.
Se me hizo tan interesante y prácticas sus
ideas para las administraciones públicas que lamentaba que en las escuelas de
administración pública, en esa época, no se enseñara esta nueva tecnología
gerencial. Algún día debía escribir todas las ideas y experiencia que había
acumulado para compartirlo con los funcionarios públicos y la academia, en
verdad lo que estaba sucediendo en León en esa época fue un paradigma de nueva
gerencia pública. Por mi parte, además de interesarme en el managment público,
que nunca antes había estado en mi radar, me hice buen amigo de Ramón, amistad
que conservo a la fecha.
Una de las primeras sorpresas que tuve cuando
me presenté en los municipios que me tocaba atender, fue que no fui bien
recibido, los tres presidentes municipales que me tocaba atender eran priístas,
se habían opuesto a la designación de Medina como gobernador y consideraban que
las tareas del CEDEM violaban la autonomía municipal. Sin intimidarme, empecé
utilice todos mis recursos retóricos para convencerlos de lo útil que sería
para ellos tener un aliado como yo en el gobierno del estado, podría
gestionarles recursos, facilitarles trámites y darles ideas innovadoras. Sin
embargo, a pesar de que me aceptaron y llegamos a hacer cosas interesantes, los
presidentes municipales de esa época estaban menos interesados en los recursos
del gobierno del estado (que también eran limitados) que en los federales, en
efecto, los alcaldes de esa época competían con el Presidente Municipal de
todos los mexicanos que era Carlos Salinas de Gortari.
Carlos Medina, a pesar de todo el aparato de
Solidaridad que violaba el federalismo y la autonomía de los municipios (los
alcaldes priístas se quejaban de eso en privado, pero en público se
disciplinaban a lo que viniera desde el centro) y a pesar de que la mayoría de
los alcaldes del estado eran priístas, decidió descentralizar la planeación del
gasto cediendo su facultad a los ayuntamientos, para que ellos y no el
gobernador (ni los comités de Solidaridad) decidieran que obras públicas hacer,
aumentándoles en algunos casos hasta 400% su presupuesto. Sin embargo, la
manipulación priísta de los comités de Solidaridad, buscaron impedir el proceso
para seguir manejando directamente los recursos del programa salinista, pero
Medina no se dejó y finalmente se logró un punto medio donde los municipios
tuvieran más capacidad de decisión. En privado los alcaldes priístas nos lo
agradecieron, pero en público se amotinaban contra Medina con el pretexto de
que les retrazaban los recursos de obra, sin embargo, Medina no tomó represalias
y siguió trabajando generosamente con ellos.
Mientras esto sucedía, me indignaba como
Salinas y su equipo, se aprovechaban de las necesidades de la gente más pobre y
lo aprovechaban políticamente. El PRI, en Guanajuato era un partido de
oposición que a todo decía que no particularmente en el Congreso y en los
municipios (el PRD parecía conciliador en comparación y los priístas), al mismo
tiempo los empleados del gobierno que eran priístas buscaban siempre boicotear
las decisiones del gobernador, su reuniones con los líderes del PRI donde
recibían instrucciones, eran conocidas por todos los que trabajábamos ahí sin
embargo, para mi sorpresa no los despedían. Cada vez estaba más convencido de
la necesidad de que los gobiernos de la democracia, promovieran un servicio
profesional de carrera para los empleados públicos, para que se asegurara su
neutralidad política y su profesionalismo, así servirían a los gobiernos
emanados de cualquier partido con todo profesionalismo, además de que sería una
herramienta para evitar el “amiguismo” y el boicot a los gobiernos de partidos
distintos.
Ahí me di cuenta que el PRI haría hasta lo imposible por no soltar el poder y en el caso de que lo tuviera que hacer, su labor de oposición sería boicotear lo más posible la actuación de los gobiernos del PAN. Confiar en la buena voluntad del PRI para llevar a cabo la transición, sería un error muy grave para los gobiernos de la democracia, pensaba para mi mismo. Volví a pensar en eso cuando trabajaba en Los Pinos.
Ahí me di cuenta que el PRI haría hasta lo imposible por no soltar el poder y en el caso de que lo tuviera que hacer, su labor de oposición sería boicotear lo más posible la actuación de los gobiernos del PAN. Confiar en la buena voluntad del PRI para llevar a cabo la transición, sería un error muy grave para los gobiernos de la democracia, pensaba para mi mismo. Volví a pensar en eso cuando trabajaba en Los Pinos.
Los acuerdos que llevaron al gobierno de
Guanajuato a Carlos Medina, son conocidos en la superficie, es decir, que lo
nombrarían gobernador interino y que el objeto de su mandato sería promover la
reforma electoral en el estado para luego convocar a elecciones extraordinarias,
sin embargo, había algunos otros arreglos que no fueron tan conocidos como el
hecho de que Medina tendría como Secretario de Gobierno a un priísta con la
justificación de que él controlaría un Congreso del Estado dominado por
priístas.
No fue así, el Secretario de Gobierno Salvador Rocha Díaz, que había
sido Ministro de la Corte, se dedicó a boicotear, todo el tiempo las acciones
de gobierno que emprendía Medina, de manera burda y hasta llegar al ridículo,
por lo que el gobernador amenazó con renunciar (al menos eso se rumoreaba) si
no se iba Rocha Díaz. Finalmente se fue para felicidad de todos, a principios
de 1993 y se nombró a otro priísta, más moderado, como Secretario de Gobierno,
Roberto Suárez Nieto, sin embargo, a pesar de su buena disposición, no tenía
buena salud y renunció a final de año, se dijo, que las presiones que recibía
del PRI para seguir la línea de boicot de Rocha Díaz debilitaron más su salud y
finalmente lo obligaron a renunciar. Medina nombró un Secretario de Gobierno
panista y el estado siguió tan en paz, como siempre.
Salvador Rocha |
A pesar de que el interinato de Medina debió
haber sido breve, la oposición priísta lo alargó, por un lado, es posible que
Salinas atrasara el proceso, porque sabía que Fox se postularía y ganaría, cosa
que el no permitiría y le causaría un conflicto y por otro lado, los priístas
del Congreso del Estado, especialmente Carlos Chaurand, se empeñarían en
boicotear al gobierno estatal para demostrar que el PAN no sabía gobernar. No
lo lograron, finalmente se aprobó una nueva ley electoral y en 1995 se
convocaron a elecciones que efectivamente, como había pronosticado Salinas,
ganó Fox.
Mientras todo esto sucedía, veía con mucha
crudeza, ejemplos de corrupción increíble que habían dejado los gobiernos
anteriores. Un día, en una reunión con los pobladores de una pequeña comunidad
del municipio de Ocampo, me reclamaron – como funcionario estatal – que por
muchos años habían pagado una cuota para que les construyeran una carretera entre
su comunidad y la carretera que va a León, sin embargo no tenían noticia, ni
del dinero, ni de la carretera. Me puse a investigar en las oficinas de
inversiones y de obras del estado y para mi sorpresa, la carretera aparecía
como ¡concluida! en los registros de obra del estado, del dinero no había el
menor rastro. Le comenté el asunto a Carlos Gadsden y este al Gobernador, pero
efectivamente el dinero había desaparecido y la obra ni siquiera estaba
comenzada, así que en una gira, el Gobernador prometió que haría la obra, la
comenzó y ya siendo Fox gobernador la inauguraron, nunca nadie fue acusado del
desfalco, ni se le dieron cuentas a los pobladores de su dinero. Algún
funcionario del gobierno se quedó con el dinero e impune ante la justicia. El
mejor incentivo para corromperse.
Para finales de 1993, el Congreso de mayoría
priísta modificó el decreto de presupuesto que había enviado el gobernador
castigando el activismo del CEDEM, como contrapeso al programa de Solidaridad y
como contrapeso a la influencia del PRI, en los presidentes municipales
emanados de sus filas y a la televisora del gobierno RTG (Radio Televisión de
Guanajuato) les recortaron sustancialmente el presupuesto, por otro lado los
diputados se exentaron de pagar un auto préstamo que se habían hecho ellos
mismo con dinero del Congreso, es decir, de los contribuyentes.
Al cortar el presupuesto del CEDEM, Gadsden
tenía que despedir a más de cuatro quintas partes de los consultores y asesores
del Centro, algunos de ellos estaban muy preocupados por quedarse sin empleo,
en mi caso yo no estaba en la lista de los despedidos, sin embargo, presenté mi
renuncia, quería dejarle mi plaza a algunos de los más necesitados, por mi
parte quería seguir haciendo política y promoviendo mi lucha por derrotar al
PRI y hacer un país mas justo sólo que ahora lo haría a través de una revista
que fundaría apenas se hiciera efectiva mi renuncia del Centro. Mi trabajo en
el gobierno del estado había valido la pena y yo sentía que había puesto “mi
granito de arena” en la transición, sin embargo, como era un funcionario menor
yo sentía que no podía influir gran cosa en las decisiones y pensaba que a
través de mi revista podría ser más influyente. Por otro lado, como llevaba muy
poco tiempo en Guanajuato, la idea de hacer política sin tener arraigo, parecía
una aventura que no llegaría a buen
término. Mi revista sería mi siguiente trinchera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario