martes, 2 de septiembre de 2014

Memorias de Los Pinos XX: Fox Gobernador

La campaña de Fox para gobernador fue bastante interesante y tuvo muchas adhesiones, a diferencia de la campaña federal y la de alcaldes, que se celebraron en medio del éxito salinista, la campaña de Fox se desarrolló en plena crisis del “error de diciembre” y después de que se había incrementado el IVA de 10% a 15%, lo que le había costado al PRI, a principios del 95 la gubernatura de Jalisco. A diferencia de 1991, Fox tenía mucho apoyo, incluso de medios de comunicación como el de Nino Canún que lo respaldaba abiertamente. Por mi parte, me integré a la campaña, preparando algunas partes de la plataforma política de Fox (que leyó en una ceremonia en el Teatro Juárez de Guanajuato), ayudando a Rosi Puente (que estaba encargada de algunos aspectos de comunicación) con ideas para anuncios de radio y haciendo algo de campaña en la calle, de repente hablaba con Marta Sagún que se encargaba (si no mal recuerdo) de organizar a mujeres y recaudar fondos. También uno de los empresarios que apoyaban más fuerte a Fox me quiso reclutar para que buscara “cadáveres en el closet” de Vázquez Torres (que era el candidato del PRI) pero me negué y seguí preparando documentos y haciendo proselitismo a favor de Fox.


Fox era un candidato excelente, que captaba la imaginación de la gente y la entusiasmaba para seguirlo, sin embargo, corría el rumor de que no era santo de la devoción de la cúpula del PAN nacional. El Presidente del PAN nacional en esos días era Carlos Castillo Peraza y se comentaba que le irritaba mucho y le causaba problemas en sus negociaciones con el gobierno federal, las críticas y burlas que hacía Fox de Zedillo y del PRI. Casi al final de la campaña se celebró un mitin de cierre en Guanajuato capital, ahí además de Fox, asistió el propio Carlos Castillo Peraza, en su calidad de presidente del partido, viéndolos juntos, me percaté de lo distinto que eran sus personalidades. Fox era extrovertido, emprendedor, de espíritu festivo y ranchero, Carlos Castillo era un intelectual, también era buen orador pero con un discurso distinto y daba la impresión (al menos a mi me parecía) de que despreciaba a Fox, de que no le era simpático y de que le hubiera gustado otro perfil para candidato del PAN a Guanajuato. En algún momento del mitin, esto se hizo bastante evidente, Fox estaba de camisa vaquera, pantalones de mezclilla y botas y Carlos Castillo de corbata y traje. En su discurso Fox mencionó algo acerca de que como gobernador no trabajaría encerrado en una oficina con corbata y traje, sino que estaría de botas trabajando codo con codo con los campesinos o algo similar. Cuando llegó el turno de Carlos Castillo, mientras daba su discurso, se quitó la corbata y se la regaló a Fox para que la usara de vez en cuando. El detalle fue menor y mucha gente no lo captó pero a mi me pareció que Castillo Peraza hizo una crítica muy sutil al populismo de Fox. Representaban dos visiones muy distintas del PAN y de México.


El día de las elecciones, me presenté en el PAN temprano en la mañana y ofrecí mi ayuda, no tenía nombramiento como representante de casilla o general, así que estaba dispuesto a cualquier tarea. Primero contesté los teléfonos, que servían para recibir denuncias de fraude o de problemas en las casillas, sin embargo, no recibí muchas denuncias, en lugar de eso contestaba llamadas de apoyo y de entusiasmo de muchas personas, una mujer norteamericana llamó para desear suerte y ofrecer ayuda (no se si era una trampa o apoyo sincero), pero le dije que en México no estaba permitido que extranjeros participaran en la política doméstica, le di las gracias y colgué. Más tarde, nos avisaron que había algunos problemas en el municipio de Cortazár, así que llegó un voluntario con una carroza de difuntos dispuesto a llevarnos a ese lugar, inmediatamente nos dispusimos a partir y defender el voto, sin embargo, al llegar supimos que era una falsa alarma, pero aprovechamos para vigilar las casillas, así, nos pasamos todo el resto del día de las elecciones vigilando las casillas en una carroza funeraria. Al final de la jornada el chofer de la carrosa me dijo que lo hacía porque el municipio de León le daba trabajo y así retribuía el hecho de que le “pasaran chamba”.

En la noche, cuando regresamos a León, asistí al hotel donde estaba Fox para celebrar el triunfo, ahí estaba Ramón, con cara de momia porque llevaba dos días sin dormir, coordinando la estrategia de promoción y defensa del voto, pero muy contento, - ganamos – me dijo. En León 6 a 1. Fue extremadamente emocionante esa noche, a diferencia de las elecciones de Chihuahua 86, todo había transcurrido en paz, se respetó el voto y a cierta hora de la noche se dieron los resultados en los que Fox ganaba la gubernatura. En el hotel estaban muchos políticos como Adolfo Aguilar Zínser, Julio Faesler y algunos otros que no recuerdo, pero era evidente que Fox era una personalidad de alcance nacional que había trascendido el ámbito de Guanajuato.


Al día siguiente de la elección llegué a la oficina de Ramón, bastante desvelado, me había quedado hasta el final del festejo y para mi sorpresa, unos momentos después llegó Ramón acompañado, ni más ni menos que de Vicente Fox. Cuando lo ví, lo felicité, pero sin poder decir más, se encerraron en su oficina, después de algunos minutos me llamó Ramón, entré a su privado saludé nuevamente a Fox que estaba sentado en el escritorio de Ramón y sin mucho preámbulo me dijo que quería que consultáramos a diferentes sectores de la sociedad, cámaras empresariales, sindicatos, etc., para que propusieran candidatos para ocupar cargos en su gabinete. 

Salí de su oficina y preparé una carta dirigida a diferentes sectores informándoles de la intención del gobernador electo de recibir sugerencias para la integración de su equipo de trabajo. Una vez hecha la redacción, volví a entrar al privado de Ramón y se los mostré, después de algunas correcciones me lo devolvieron y redacté la carta final. Finalmente, le pregunté si la carta la enviaba a todos los sectores o debía restringirla a quienes nos habían apoyado (se me hacía un poco inocente pensar que el PRI o algunos sectores opositores al PAN harían sugerencias de buena fe), pero Fox me dijo - ¡a todos los sectores! ¡Ya sabes que hay muchos acomplejados! Me sorprendió su respuesta e intuyo que a Ramón también, pero cumplí la instrucción y envié las cartas. Unos días después recibimos propuestas y curricula de muchas personas, hicimos unas listas y se las entregué a Ramón y supongo que algunos secretarios salieron de esa consulta no todos evidentemente, pero muchos de ellos Fox los conoció en el momento de entrevistarlos para el puesto (unos días antes habíamos platicado como Margareth Tatcher en su memorias mencionaba algunas buenas ideas para formar un gabinete así que la decisión era más compleja que solo recibir propuestas, pero el ejercicio no fue en vano).

Como siempre en estos casos, el tema del gabinete y los rumores sobre los nombramientos eran objeto de toda clase de especulaciones y chismes, pero Fox se esperó hasta un día antes de tomar posesión para anunciar a su gabinete. El gabinete de Fox era bastante innovador, se había diseñado de tal forma, que parecía el gabinete de un país y no de un estado. Entre otros organismos, se creó un especie de INEGI estatal, para medir la evolución económica y social del estado, una especie de banco de fomento estatal, un pequeño organismo de asuntos exteriores para atender a los Guanajuatenses en el exterior. Fox creó tres coordinaciones de gabinete, una económica que coordinaba Eduardo Sojo, un profesor del Tecnológico de Monterrey en León que había trabajado en el INEGI y que había hecho estudios sobre la economía de Guanajuato, una de desarrollo regional que coordinaría Carlos Flores (que después lo bautizaron como el embajador dormimundo) que era director de un centro de estudios estratégicos del Tecnológico de Monterrey en León y Ramón que coordinaría a un grupo de asesores en lo que el llamó Desarrollo Gubernamental. 


Aunque algunos nombramientos ya los intuía, me sorprendió muchísimo que hubiera nombrado a dos priístas en el gabinete, como Secretaria de la Contraloría nombró a Maria Elena Morales a quien luego apodaron la “Dama de Hierro”, y a José Luís Romero Hicks como Secretario de Finanzas. Sin conocerlos, me preguntaba porqué después de todo lo que había hecho el PRI para evitar que Fox fuera gobernador; de la mala experiencia de Medina con un Secretario de Gobierno priísta ¿Porqué Fox nombraba a un priísta para controlar el dinero del gobierno del estado? Y dada la corrupción que imperaba en el PRI ¿porqué una priísta a la Contraloría del Estado?


Yo estaba en completo desacuerdo con esos nombramientos, pensaba que si había ganado el PAN, debían gobernar el PAN. No me refiero al patronazgo de dar empleos a los militantes panistas en la administración pública, sino a que los primeros niveles de gobierno (secretarios, subsecretarios y asesores), donde se hace mucho más política que administración, el PAN debía incorporar a sus cuadros y darle una personalidad al gobierno. Si se incorporan priístas al gobierno del PAN, después de toda la catilinaria que Fox había dicho del PRI y de sus miembros, ¿significaba que sólo era discurso de campaña, pero que no era verdad? ¿Significaba que el PAN no tenía a nadie que pudiera manejar bien sus finanzas? El caso de la Contraloría era un poco distinto, ya que esa dependencia nunca debió ser parte del Poder Ejecutivo, porque, por regla general es muy difícil que siendo el vigilante empleado del vigilado, pueda ser independiente y certero en sus juicios y dictámenes. Además, pensaba, ¿Por qué finanzas? Podía ser desarrollo económico o vivienda o alguna otra menos importante pero ¿Porqué finanzas? Siendo Fox presidente siguió el mismo patrón de conducta que en Guanajuato.


En lo personal, ni en lo profesional, tenía nada contra ninguno de ellos, de hecho resultaron, especialmente Romero Hicks, excepcionalmente buenos secretarios. José Luís resultó un mago de las finanzas y logró emitir Certificados de Participación Ordinaria en el mercado bursátil, para financiar la carretera de Silao a Guanajuato, sin que le costara un solo centavo a los contribuyentes del estado, fue un firme defensor del federalismo y leal Secretario del Gobernador, sin embargo, nunca renunció al PRI. Cuando Fox, renunció para postularse para Presidente, la única razón por la que no fue nombrado gobernador sustituto, a pesar de su aspiración, y de que tenía, sin duda, los mas amplios méritos para serlo, fue que era miembro del PRI.

Unos días antes de que Fox tomara posesión como gobernador, Ramón me pidió que hiciera un borrador de discurso para su toma de posesión, considerando el entusiasmo que había en el estado por el triunfo del PAN, me sentí muy honrado de hacer esa tarea, me apresuré a ponderar la situación política tanto del estado como del país y el proceso, entonces, de transición democrática, la crisis económica que enfrentaba el país, los fenómenos de globalización, telecomunicaciones, biotecnología, robótica y todos los cambios que vivía el mundo en ese entonces, la unión de Europa y su moneda única y la reconstrucción de Europa del este, etc., y construí un discurso que – según yo- no sólo mandaría un mensaje de modernidad, sino también de fuerza, la historia del gobierno de Carlos Medina, donde el PRI se oponía a todo y por todo, no podía repetirse, pero al mismo tiempo había que tener otras miras hacia el mundo y hacia la transición a la democracia que yo veía como un proceso irreversible.


Una vez que terminé mi discurso, Ramón me pidió que le llevara el discurso al racho de Fox, cosa que me sorprendió, porque tenía mucha curiosidad de conocerlo (desde entonces ya era mítico) y porque una invitación así me hizo sentir como parte del círculo cercano al nuevo gobernador. Muy ufano de eso, le pedí a mi esposa que me acompañara, junto con mi pequeña hija de dos años y tomé camino al rancho San Cristóbal, previas indicaciones de como llegar. Llegando a donde – según yo era el camino – me sorprendió, que la llegada era por una terracería francamente en malas condiciones, el coche que tenía en ese entonces era un volkswagen donde la sinuosidad de la brecha permitía que sintieras en las entrañas sus imperfecciones y pienso que tanto mi esposa como mi hija venían preguntándose a dónde las había traído. Finalmente unos metros antes de llegar a la entrada del rancho, había un gran charco que impedía que mi coche pasara, después de calcular un camino alterno, me arriesgué a quedarme “atascado” y arranqué, no obstante el “lodasal”, pude pasar no sin antes dejar mi “bochito” que supuestamente era azul, completamente negro.

Entré al rancho y un par de “guaruras” me dijeron donde estacionarme, me estacioné en un pequeño jardín que había a la entrada, de mi lado izquierdo había una cancha de tenis un poco descuidada y uno de los hijos de Fox jugando en ella, le pedí a mi esposa que me esperara y caminé hasta una entrada. Me sorprendió lo rústico del famoso rancho (o por lo menos de la parte que conocí) era una casa blanca, con una puerta de madera, adelante había un jardín y una cancha de tenis y atrás se veía un pequeño lago con patos o con cisnes. Toqué en la entrada y salió Ramón, le di el borrador y me pidió que pasara, entrando del lado izquierdo había una especie de despacho y luego una sala, donde me pidió que esperara. En el despacho alcancé a ver a Fox, discutiendo un borrador con Rafael Díaz, quien era uno de los responsables de comunicación social en el gobierno del estado.

Ramón se metió al despacho en el que estaba Fox con Rafael Díaz y le dijo algo, luego salió y me dijo que lo esperara, me dio un borrador del otro discurso que estaba revisando Fox y se volvió a meter, alcancé a oír que Ramón le decía que traía algunas ideas para el discurso, a lo que Fox respondió algo que no pude oír pero me pareció que despreció la idea de revisar mi discurso. Ramón salió de nuevo, me dio las gracias y me pidió que ya me fuera. Salí un poco desilusionado, porque me imaginaba discutiendo con el gobernador electo las ideas que había escrito en mi discurso y la dimensión política que podría tener su gobierno, sin embargo, apenas unos minutos después de llegar tomaron mi discurso, probablemente ni siquiera lo leyeron y me pidieron que me fuera, ni siquiera pude saludar al gobernador. Salí nuevamente y ví a mi hija jugando con el hijo de Fox, nos despedimos y salimos en nuestro bochito, de cualquier manera, sin ocultar mi decepción, me pareció que había sido interesante, ver a un hombre el día anterior a tomar posesión como gobernador y haber conocido su casa, pensé que tal vez en el futuro lo recordaría como una anécdota interesante.

Fox tomó posesión y leyó un discurso bastante soso, donde citaba un largísimo pasaje de la exposición de motivos de la constitución de 1824, aunque parecía de suma trascendencia histórica, la verdad se perdió la oportunidad de hacer de ese discurso un manifiesto político, nada de lo que yo escribí se reprodujo en el discurso...

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