Por Bernardo María León
En el trienio 1992-1994, la Ciudad de León, tuvo un excelente Presidente Municipal; Elíseo Martínez Pérez, transformó León de una Ciudad caótica, con problemas graves de desarrollo urbano, contaminación del agua, seguridad pública, etc. En una ciudad bien planeada, con obras importantes de infraestructura pensadas a largo plazo, con parques públicos para los leoneses y con un nuevo impulso económico que promovió la industria del calzado, pero que la trascendió para que León entrara al siglo XXI como una ciudad comercial, turística y de servicios, con el fin de diversificar su estructura económica. El éxito económico de León es impresionante.
No obstante sus logros, el futuro político de Elíseo al final de su periodo era incierto, evidentemente no podía buscar la reelección como alcalde, porque el artículo 115 constitucional (en su versión priísta) se lo prohibía. En esa época se habló de que sería el candidato a gobernador o a diputado, senador, etc. Sin embargo, es muy posible, que si no hubiera una prohibición constitucional para buscar la reelección inmediata, Elíseo Martínez hubiera buscado quedarse como Alcalde de León y (aunque el hubiera es un verbo que en política no existe) es muy posible que los leoneses lo hubieran reelecto para otros tres años por su magnifico desempeño.
Al terminar su periodo, Elíseo regresó a su empresa de calzado (por lo que se, con bastante éxito) y cuando terminó el periodo de gobierno de Vicente Fox en la gubernatura, fue precandiato del PAN, pero perdió en una elección interna muy discutida contra Juan Carlos Romero Hicks, que había sido rector de la Universidad de Guanajuato. Elíseo Martínez, acabó peleado con el PAN y salió de ese partido. Después, como resultado de esas pugnas, buscó otros cargos de elección, por otros partidos, pero en la memoria de muchos leoneses sus logros desaparecieron frente a los conflictos y rencores políticos que provocó al buscar apoyo en otras fuerzas políticas. Se perdió un gran Alcalde y se ganó un mal político, todo porque Elíseo no se pudo reelegir. ¿Qué hubiera pasado con Elíseo si no se prohibiera la reelección inmediata de alcaldes? quizás hubiera durado seis o nueve años en el cargo, con grandes éxitos y experiencia y quizás después se hubiera retirado a la vida privada con un gran prestigio y cariño popular. Y quizás, nunca hubiera aspirado a ser gobernador, porque, la posibilidad de la reelección hubiera impedido que la alcaldía fuera un trampolín para nuevos cargos, sino una aspiración por sí misma, quizás, como dijo alguna vez Lawrence J. Peter, Elíseo habría llegado a su nivel de incompetencia. Buenos alcaldes no hacen necesariamente buenos gobernadores, pero alcaldes que no se pueden reelegir, buscan otros espacios políticos, donde posiblemente no tienen la competencia para desempeñarlos adecuadamente.
Por otro lado, la Delegación de Iztapalapa, ha sido desde hace algunos trienios, un bastión de la izquierda, de donde obtiene una buena tajada de los votos que acumula a nivel nacional. Sin embargo, cada tres años debe presentar a un nuevo candidato para conservar el gobierno delegacional, por las mismas razones que Elíseo no puedo mantenerse como Alcalde de León; no se permite la reelección inmediata de los delegados.
En este contexto, el pleito interno del PRD, impidió un candidato unificado de todas sus corrientes internas y esto dejó fuera a Clara Brugada, cuya candidatura por el PRD fue invalidada. En este contexto, la historia es conocida, AMLO apoyó al candidato del PT "Juanito" bajo la premisa de que renunciaría una vez en el poder en favor de Clara Brugada, para que esta dirigiera la Delegación los próximos tres años.
Nadie respeto los acuerdos y hoy Iztapalapa, tiene enfrente la perspectiva del desorden político y el enfrentamiento. TODO POR LA AUSENCIA DE LA REELECCIÓN.
El anterior Delegado de Iztapalapa, o el anterior, o el anterior, pudieron haber hecho un buen trabajo, es difícil decirlo, pero si hubieran tenido el incentivo de poderse reelegir, habrían buscado hacer un buen trabajo, se profesionalizarían y se olvidarían de usar el puesto de Delegado como un trampolín para otro puesto, y otro puesto, y otro puesto. Ser Delegado o Alcalde, podría ser una carrera política por si misma y serenaría los ímpetus de quienes sólo están pensando "hacer cola" para ver cuando les toca.
El drama de Elíseo o el de Juanito, no pasaría de ser anecdótico, sino fuera porque el desorden urbano de las ciudades en México, la ausencia de parques y proyectos de desarrollo económico y convivencia social, la debilidad fiscal de los municipios y la corrupción que impera en muchos de ellos, están muy relacionados con la falta de profesionalismo y de continuidad de los gobierno municipales, con la estúpida idea de que "hay que reciclar a las elites" y debido a ello mantener permanentemente a los gobiernos más cercanos a la gente en el "amateurismo" y el desorden.
¿Cuánto le cuesta a México que no haya reelección de Alcaldes?
La típica ciudad mexicana, está conformada por zonas de clase alta y media alta, bien urbanizadas y con servicios, la gente de este nivel social va a escuelas privadas (porque las públicas no les convencen) y a clínicas y hospitales privados (por la misma razón) y tienen en sus colonias policías privados que los cuidan. Estas colonias conviven, en todo el país, con barrios de clase baja, sin orden urbano, ni servicios, con escuelas públicas donde los niños van apenas cuatro horas a la escuela, con servicios de salud cuya calidad podría mejorarse mucho y con graves problemas de inseguridad, que van desde el narcomenudeo hasta la violencia sexual. Dos naciones conviviendo en el mismo territorio.
¿A poco creen, amables lectores, que cualquier alcalde, puede resolver estos problemas en tres años?
La democracia y el bienestar se construyen desde los niveles más básicos de gobierno, sin reelección, la sociedad pierde a sus mejores líderes (Elíseo) a un costo social muy alto y permite que "haciendo cola" lleguen alcaldes mediocres (Juanito) y corruptos a dirigir los destinos de millones de gentes esperanzadas en un buen gobierno.
¡Que débil es un alcalde cuyo proyecto de gobierno tiene un horizonte de sólo tres años!
México necesita alcaldes con poder y horizonte para empezar a resolver los problemas desde los niveles más básicos de gobierno.
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