@bernardomariale
“No hay lugar donde esconderse para ninguna persona que secuestre, torture y mate a un agente norteamericano de la ley.”
Merrick B. Garland
Abogado General de Estados Unidos
El 30 de mayo de 1984, el periodista Manuel Buendía fue asesinado en Reforma. En sus memorias, Miguel de la Madrid narra que los móviles del homicidio eran muy confusos y que tenía dudas sobre la posibilidad de encontrar al culpable, sus pesquisas no fueron conclusivas y el crimen no se resolvió durante su sexenio pero permitieron detener a José Antonio Zorrilla cabeza de la Dirección Federal de Seguridad, en el sexenio siguiente. En una nota de pie de página el ex Presidente señala:
Éste resultó ser ( el asesino, me permito intervenir) el licenciado José Antonio Pérez Zorrilla, quien fungía, en el momento del crimen, como titular de la Dirección Federal de Seguridad(DFS). Al parecer, Pérez Zorrilla había observado que las investigaciones que realizaba Buendía sobre narcotráfico lo estaban alcanzando.
En noviembre de ese mismo año, la policía y el ejército con base en informaciones de la DEA y por presión de la Embajada de Estados Unidos lograron decomisar 10 mil toneladas de marihuana del Rancho “Búfalo” en Chihuahua.
Unos meses después el agente de la DEA Enrique Camarena y el piloto Alfredo Zavala quienes descubrieron “Búfalo” fueron secuestrados y después de torturarlos los mataron; El experto Luis Astorga, refiriéndose a los acontecimientos de 1984-85 reflexiona:
El peor error que pudieron cometer fue haber secuestrado y asesinado en Guadalajara en 1985 al agente de la DEA, Enrique Camarena, y al piloto mexicano Alfredo Zavala. El traficante sinaloense Rafael Caro Quintero fue señalado como responsable (…) Para la DEA, los nexos entre la DFS y la Policía Judicial Federal (PJF) con los traficantes eran evidentes y tenían información al respecto. (…) Según un informante que la DEA consideraba confiable, la DFS era el verdadero cerebro de la reorganización de los grupos de traficantes en México y también funcionaba como brazo armado para eliminar a la competencia de los protegidos.
El ex presidente de la Madrid recuerda:
La respuesta de la DEA, (…) ha consistido en orientar su ataque a los países productores.
Este cambio de estrategia hace que la atención se centre sobre nuestros problemas de corrupción e ineficiencia, y no sobre los suyos. Lo grave de este enfoque es que si tenemos cola que nos pisen. En México existe corrupción en la policía y las sumas millonarias del narcotráfico han creado complicidad o tolerancia de algunas autoridades.
Mas adelante escribe:
“El domingo 24, Francis Mullen concedió una entrevista a la cadena de televisión norteamericana ABC, en la que acusó a la Policía Judicial Federal y a la Dirección Federal de Seguridad de México de brindar protección a los narcotraficantes que presuntamente secuestraron a Enrique Camarena.
De hecho Mullen dio a conocer datos que desgraciadamente resultaron ciertos. Y añade:
La situación, compleja de por sí, se enturbió más ese mismo día (25 de febrero), porque la Policía Judicial Federal tuvo que reconocer que Rafael Caro Quintero, presunto narcotraficante y sospechoso del secuestro de Enrique Camarena, había huido en avión amparado por credenciales de la Dirección Federal de Seguridad y de la Policía Judicial de Jalisco.
Adicionalmente; “... el encargado de seguir el tráfico de estupefacientes en el Departamento de Estado, John Thomas, declaró ante una comisión senatorial que en México el tráfico de drogas continuaba con la aparente bendición de algunos dirigentes gubernamentales. Lo trágico de sus aseveraciones es que en buena medida eran ciertas(...) Por ello... la Procuraduría General de la República reconoció la existencia de nexos delictuosos entre narcotraficantes y agentes policiales, y presentó ante el Ministerio Público Federal a 13 elementos de corporaciones policiales del estado de Jalisco y federales, de quienes se presumía que estaban involucrados en el secuestro y posterior asesinato del famoso agente estadounidense.
“...yo tengo que trabajar apoyándome en estructuras tan vulnerables como las corporaciones policiacas, que están carcomidas por la corrupción” . Se lamentó el ex Presidente.
Desde el principio de su sexenio Miguel de la Madrid había hecho algunos esfuerzos por depurar a las policías, el 12 de enero de 1983, apenas mes y medio después de haber tomado posesión tomó la decisión de desaparecer a la Dirección de Investigación para la Prevención de la Delincuencia (DIPD) de la Policía del Distrito Federal:
En su memorias recuerda:
“El día 12 de enero, ordené la reestructuración de los cuerpos policiacos, pues la Dirección de Investigación para la Prevención de la Delincuencia era un nido de hampones .
La DIPD, sucesora del llamado Servicio Secreto, había sido un instrumento eficaz para el combate y control de la delincuencia en el DF y, de vez en cuando, en otras partes del país, sin embargo, sus métodos de investigación, el uso indiscriminado de la tortura y la corrupción que imperaba la hacían una policía temible y que gozaba de gran impunidad.
En la Ciudad de México cometieron gravísimos crímenes que quedaron impunes, según Héctor A. Gonzales, el director de la Policía del DF durante el periodo 76-82 Arturo Durazo Moreno, el director de la DIPD, Miguel Nassar Haro y Francisco Sahagún Baca, a través de un grupo llamado “Jaguares” articularon la masacre de once narcotraficantes colombianos y un taxista mexicano, cuyos cuerpos aparecieron en “la Lumbrera No. 8, última compuerta del Emisor Central del Sistema de Drenaje Profundo, en el pueblo de San José Acoculco, municipio de Atotonilco, estado de Hidalgo”.
En cuanto a la Dirección Federal de Seguridad, Jorge Carrillo Olea , en una entrevista que le concedió a Sergio Aguayo Quezada publicada en su libro La Charola acerca de las instrucciones que había recibido del entonces candidato y posteriormente presidente electo De la Madrid, con respecto a los asuntos de seguridad, le explica lo siguiente:
“...me instruyó (Miguel de la Madrid) para que hiciera un diagnóstico en asuntos de seguridad.
Me dedicó mucho tiempo para conversar sobre la materia. Yo preparaba documentos amplios que leía con cuidado y que me regresaba con observaciones o preguntas al margen de la página. De esta manera empezó a definirse una agenda de inteligencia que terminaría siendo el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Ya electo, me invitó a desayunar un sábado para informarme de su decisión de nombrarme subsecretario de Gobernación (antes incluso de que Bartlett supiera formalmente que iba a ser el titular), y me ratificó formalmente su intención de crear un servicio de inteligencia, expresándome su interés de que algún día pudiera llegar a ofrecer inteligencia sobre asuntos financieros.”
No obstante lo anterior, De la Madrid pareció dudar, quizás por tener que enfocar sus energías en el grave problema económico y financiero que enfrentaba, sin tenerse que ocupar del espinoso tema de la reforma de las policías federales, o porque Bartlett (quien sería Secretario de Gobernación 82-88) pensaba que necesitaba de esas policías para mantener el control y la estabilidad del país y una reforma debilitaría esa política, el caso es que dejó en manos de Bartlett y no de Carrillo Olea el control de las policías federales. Carrillo Olea recuerda:
...Sin embargo, en los primeros años no pude avanzar porque la misma tarde de la toma de posesión, Bartlett me dijo que él ejercería la dirección de la DFS y que ratificaría a Zorilla. Tenía, por supuesto, la facultad reglamentaria para hacerlo.
Informé al presidente, quien guardó silencio .
Una vez que el asesinato del periodista Buendía, del rancho “Búfalo” y del homicidio de Enrique Camarena y Alfredo Zavala hicieron crisis en las relaciones con Estados Unidos y en la confianza del presidente en esas instituciones de seguridad escribió:
...empecé a recibir noticias, información y chismes de que la DFS andaba mal. Bartlett siempre defendía a Zorrilla. Cuando se da el asesinato de Camarena y la fuga de Rafael Caro Quintero, Bartlett estuvo de acuerdo en que había que quitar a Zorrilla... […]... Al mes regresa Bartlett para decirme que había descubierto una gran cantidad de irregularidades y que no se le podía tener confianza a Zorrilla.
En noviembre de 1985 Miguel de la Madrid desapareció la DFS y creó de la mano de Carrillo Olea la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DISEN) que luego se convertiría en el CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional).
En noviembre de 1985 Miguel de la Madrid desapareció la DFS y creó de la mano de Carrillo Olea la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DISEN) que luego se convertiría en el CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional).
Hoy Zorrilla está en la cárcel y Caro Quintero esperando su extradición. Después de 37 años, la DEA celebra que no va a haber impunidad por el homicidio de Enrique Camarena y afirma que no hay lugar para esconderse si se comete un crimen contra sus agentes. La seguridad que eso les debe dar en su trabajo a esos agentes de la ley ha de ser enorme. En México según el proyecto Azul Cobalto (https://proyectoazulcobalto.com/homicidios.php) llevamos de 2017 a la fecha 2,153 policías asesinados. ¿Tendrán donde esconderse sus asesinos para quedar impunes?
Miguel De la Madrid Hurtado (2004). Cambio de rumbo. México: Fondo de Cultura Económica pp. 50, 296, 397,398, 401, 403, 400.
Luis Astorga (2003). Conferencia dictada en la VIII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Análisis histórico del narcotráfico en Colombia. Bogotá: División Educativa y Cultural del Museo Nacional de Colombia, Embajada de Estados Unidos en Colombia y Embajada de México en Colombia. https://www.museonacional.gov.co/imagenes/publicaciones/analisis-historico-del-narcotrafico-en-colombia.pdf
Héctor A. González (1984). México desgraciado. La matanza de Río Tula. Recuperado de
http://mexicodesgraciado.blogspot.mx/2007/05/la-matanza-de-rio-tula.html
Jorge Carrillo Olea fue un militar de carrera, Subsecretario de Gobernación (1982-1988) y fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
Sergio Aguayo Quezada (2001). La charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. México: Grijalbo pp.242, 243, 244.